Un nuevo amigo pequeño, pero de buen
corazón.
Capítulo 3.
Parecía que a la gente le gustaba sorprenderla o
pisotearla últimamente. Al darse vuelta para ver quien la había provocado aquel
dolor en el pie, se dio cuenta que todos la miraban y que se reían, avergonzada
bajo la cabeza. Pero al bajarla se
encontró con un chico que la miraba con cara de aterrorizado. Ella también lo miró sorprendida.
-
Lo lamento muchísimo. Perdóname, es que es inevitable, no tengo control de
mis ruedas.- dijo señalando sus ruedas.
Lucía lo seguía mirando sin escuchar lo que decía. En ese
momento era ella la que se quería disculpar. Veía a un chico que no
parecía mucho mas grande que ella en
silla de ruedas que la miraba con compasión.
Se disculpaba a cada rato.
-
No, no, no. No pasó nada, fue solo un accidente- quiso arreglar el
inconveniente, los demás los seguían mirando.
-
Sin embargo, acepte mis disculpas.
-
Sólo si acepta las mías. – él asintió, ya todos se habían dado vuelta y
seguían su camino hacia sus aulas.- ¿Cómo te llamas?
-
Maximilian, pero sólo decime Maxi ¿Y vos?
-
Lucía, pero sólo decime Luli – le dijo copiándose de sus palabras.-
-
Genial, entonces nos vemos en el aula Luli.- Le dijo de lo más natural.
-
¿Qué? Perdón pero... ¿Estamos juntos? ¿Cómo es que no te vi nunca? No
puede ser... te habrás equivocado de chica.
-
Para nada Luli. Es que las personas simplemente me ignoran por mi discapacidad.
Pero no te preocupes, estoy acostumbrado.
Lucía se había quedado atónica, no podía creer lo que
estaba escuchando. Y no porque nunca lo hubiese visto, sino que se lo tomara
tan tranquilo cuando ella estaría... bueno, como está. Se dio cuenta en ese mismo
momento que no tenía amigos. Que su
única amiga era Sofía. Lo comprendió
-
Me siento igual que vos. Perdóname, es que a mí también me ignoran todo el
tiempo, y yo hago lo mismo, ya me acostumbre, y por eso no me fijé en vos. Me
siento sola, bueno, literalmente, la
amiga odiosa de Julieta se sienta
conmigo. Pero te aseguro que ninguna de
las dos nos gusta. Si hubiese una manera de que se vaya...
-
Yo la tengo. Si lo necesitas, le podría dar mi lugar, y yo me podría
sentar contigo, si te parece bien, claro.
-
¡Me parece maravilloso! – se dio
cuenta de algo que no se había percatado antes- pero ¿Cómo...?
Y como si Maximilian le hubiese leído la mente este le
contestó:
-
Si estás pensando en cómo voy a subir por las escaleras, pues no, no puedo
subir por las escaleras, sin embargo el colegio diseñó un ascensor especial
para los discapacitados como yo, y así puedo subir. Ven te lo mostraré.
Lucía lo siguió. Dieron la vuelta hacia donde estaban los
baños de los profesores. Lucía no se había fijado que al lado de la puerta del
baño de los hombres, había otra puerta, vieja y más pequeña, aunque escajaba
perfecto a la medida de Maximilian. Este sacó una llave y la introdusco en un
agujero. Segundos después, la puerta se abre deslizándose para arriba; adentro
había un pequeño lugar en donde de metió Maximilian, apretó un botón y dijo:
-
Te veo arriba. – le sonrió.
Ella corrió subiendo las escaleras de dos en dos; tendría
que hacer más ejercicios, fueron fatales subirlas. Agitada fue corriendo para
los baños de los profesores del primer piso. Al llegar, Maximilian había subido
y la esperaba en un costado. Cuando se encontraron fueron hacia el aula y ella
lo ayudó a mover la silla de ruedas. En la trayectoria no se dijeron nada,
aunque ella estaba pensando en ese chico nuevo. Le parecía un chico muy
agradable y educado, además tenía una cara muy peculiar, era lindo. Rubio de
ojos celestes, sonrisa blanca, tenía bucles, y sorprendentemente sus brazos
eran musculoso. Lucía llegó a pensar que era casi perfecto, por más que era
discapacitado, eso no era ningún defecto, al contrario, lo hacía más tierno.
Entraron a la clase, todavía no había llegado la profesora de Geografía por suerte, así que fueron directos a Sabrina.
Entraron a la clase, todavía no había llegado la profesora de Geografía por suerte, así que fueron directos a Sabrina.
-
Hey, Sabrina, necesito hablar con vos. – le indicó Lucía.
-
¿No te eh dicho que no me hables más, imbécil?
Los compañeros que estaban al rededor de Sabrina soltaron
una carcajada forzada.
-
Creo, que lo que te voy a decir te va a alegrar, y no voy a negar que a mi
también.
No le contestó, sólo hiso lo
que hacía siempre, ignorarla. Pero aquella ves no fue Lucía la que hablo.
-
Quisiera cambiar de lugar contigo. Mira, sé que no se llevan bien ustedes
dos, por eso mismo te ofrezco mi lugar a cambio del tuyo. Estoy sólo así que no
creo que te moleste. Sé que deseas cambiarte.
Sabrina lo dudó.
-
Esta bien, esta bien. Al fin me voy
a poder librar de esa idiota.
-
¿De quién estas hablando Sabrina? – esa voz se le hacía muy familiar a
Lucía y no le gusto nada.
-
De la chica esa, Lucía, la que nos contaste que va con vos a particular,
la bobita- susurró.
-
Ah si, claro. ¿Qué haces hablando con mi gente? – le pregunto Julieta con
voz arrogante.
-
¿Tu gente? Sólo vine a negociar algo con Sabrina, nada más. Quedate
tranquila que con tu gente no me metería nunca si son igual de estúpidos y
falsos como vos- le dirigió una sonrisa y se fue con Maximilian hasta sus
asientos.
Se sentía satisfecha de ella
misma pero le recorrió terror cuando escuchó aquella vos.
-
¿Qué ah pasado aquí Julieta?
-
Nada Justin, sólo le ponía los puntos a esa chica de allá – señaló a
Lucía.- para que sepa que con mis amigos no se meten.
-
No creo que esa fuese la mejor manera de tratarla.
-
A personas como ella hay que
tratarlas así. No la conoces Justin, es una persona violenta y agresiva, es muy
mala.
Al ver que no escuchaba más hablar a Justin, sintió dolor
como en los primeros días de clase. Julieta le estaba llenando la cabeza de
estupideces sobre ella, y Justin se las había creído, ¿Algo peor podría pasarle
a ella? Tenía en si que soportar la presencia de Julieta en el aula, y que se
robara al chico que le atraía, y ahora,
quería ponerlo en contra, no era justo. Ella no se merecía tal desprecio. No lo
soportaba. Sentía un nudo en la garganta, quería llorar.
-
Hey, hey, hey, no estés mal Luli. Personas como esas no merecen tus
lágrimas. Conozco a Julieta desde jardín, y siempre fue así de creerse la
superior. No vale la pena basuras como ella- le consolaba Maximilian.
Sintió un apoyo inmenso, como nunca lo hubiese tenido. Ese
chico se estaba convirtiendo en su amigo. Tenía razón, pero ella no lloraba por
eso, sino por otra cosa.
-
Es que no entiendes Maxi, no son ellos, es él. – Maxi lo entendió todo.
-
¿Te gusta, verdad? Lo veo. No
parece mal tipo.
-
Pero está con Julieta, ya lo perdí.- se dio cuenta que estaba afirmando
que le gustaba. Y no se lo negaba, estaba sintiendo cosas fuertes por Justin
desde que había llegado a ese colegio, quizá fuese verdad que le gustaba.
Seguía confundida.
-
No lo creo. El sábado pasado los vi yendo juntos a la plaza y el no se
sentía nada cómodo. Creo que tenía
ganas de escapar, y fingía que le gustaba lo que hacían, que no era nada lindo
en absoluto, Julieta molestaba a los nenes que estaban en las hamacas para que
ellos pudieran subirse.
Lucía se alegró saber eso pero algo no le convencía.
-
¿Y qué hacías vos ahí? ¿Los estabas espiando? – le pregunto un tanto
curiosa.
-
No seas ridícula. Tengo amigos a fuera, y fuimos a dar una vuelta y los
vi.
La profesora se había tardado un buen rato en llegar, al
parecer, se había retrasado. Para Lucía
no le causo ninguna gracias. Tenía fe que la profesora iba a faltar y que podía
seguir hablando con Maximilian. No prestó ni una pisca a la clase, se quedó
pensando en lo que le había dicho Maxi, y sintió un poco de esperanza. Quería poder hablar con Justin de nuevo, pero
la última y única vez que lo hicieron fue el primer día de clases. Y aunque el
la saludaba con la mano desde lejos, no era suficiente para ella.
Sonó el segundo recreo, casi la mayoría corrían para salir. Lucía no tenía muchas ganas de salir y su nuevo amigo Maxi tampoco. Decidieron quedarse en el aula charlando. Maxi era muy gracioso y hacía cosas con las lapiceras, y también un poco rebelde, fue hasta el banco de Julieta y escribió una grosería. También la imitaba a la perfección y a Lucía le causó mucha risa, tanto que le entraron ganas de ir al baño. Le dijo a Maxi que la esperara. Todavía riéndose fue al baño. Cuando entro se alivió de que no alla nadie. Maxi era un buen amigo, y cuando estaba con él se olvidaba de Justin. Al salir del baño de mujeres y abrir la puerta, se sobresaltó (como siempre) cuando vio que Justin salía del baño de hombres y se chocaron quedando muy cerca. Pero ella no lo iba a permitir y se alejó.
Sonó el segundo recreo, casi la mayoría corrían para salir. Lucía no tenía muchas ganas de salir y su nuevo amigo Maxi tampoco. Decidieron quedarse en el aula charlando. Maxi era muy gracioso y hacía cosas con las lapiceras, y también un poco rebelde, fue hasta el banco de Julieta y escribió una grosería. También la imitaba a la perfección y a Lucía le causó mucha risa, tanto que le entraron ganas de ir al baño. Le dijo a Maxi que la esperara. Todavía riéndose fue al baño. Cuando entro se alivió de que no alla nadie. Maxi era un buen amigo, y cuando estaba con él se olvidaba de Justin. Al salir del baño de mujeres y abrir la puerta, se sobresaltó (como siempre) cuando vio que Justin salía del baño de hombres y se chocaron quedando muy cerca. Pero ella no lo iba a permitir y se alejó.
-
Luli, lamento mucho el incidente de hoy con Julieta. Yo no quería permitir
algo así pero llegué tarde. Quiero que sepas que acabo de tener una pelea con
ella recién, no es el tipo de persona que me gusta como amiga.
Lucía estalló, obvio que para adentor suyo. Justin había
dicho “amiga” entonces no la quería mas que una amiga.
-
No te lamentes Justin. No es culpa tuya estar prisionero de una bruja como
ella.
Justin rió y ella también. No podía creer que estuviese
hablando con él con tanta naturalidad.
-
Por suerte me pude librar.
Rieron aún más.
-
¿Puedo preguntarte algo? Perdona si piensas que soy una entrometida.
Este asintió.
Tenía que decírselo, para sacarse todas las dudas.
Tenía que decírselo, para sacarse todas las dudas.
-
Bueno, la amiga de Julieta, Sabrina, me dijo que te habías declarado a
Julieta ¿Eso es... verdad?- le preguntó curiosa, lista para escuchar cada
detalle y guardárselo por el resto de su vida. Se sorprendió al ver que su pregunta le causaba mucha gracia.
-
¡Claro que no! No es mi tipo de chica, nunca lo fue. Es linda, es verdad,
pero nunca estaría con una persona con pensamientos tan malos y agresivos. El
sábado me pidió que la ayudara con los deberes y yo asentí, pero no quería nada
de eso. Ni siquiera la tomo como amiga.
A mi me gustan otros tipos de chicas- la miró a los ojos y se le acercó- chicas
con personalidad y sentimientos fuertes y buenos. Te vi cómo ayudastes hoy a ese tal chico...
-
Maximilian – terminó de decir Lucía.
-
Sí, Maximilian. Fue un acto de seguir. Me gustó tu manera de ser con él –
cada ves se le acercaba mas.
Justin se le estaba acercando demasiado. Ella lo quería, y
quería tenerlo aún más cerca, pero no podía permitirlo, no en ese momento. A su suerte, tocó el timbre y tenían que ir a
clases de nuevo. Se alejó rápidamente de Justin aunque no del todo, sólo lo
suficiente para poder andar juntos hasta el aula.
Llegaron juntos, casi pegados, y algunos sospecharon que estaban tramando algo. Justin no tuvo remedio que sentarse con Julieta aunque él la seguía mirando a ella y ponía los ojos en blanco cuando Julieta hablaba de lo que fue sus vacaciones en Miami.
Llegaron juntos, casi pegados, y algunos sospecharon que estaban tramando algo. Justin no tuvo remedio que sentarse con Julieta aunque él la seguía mirando a ella y ponía los ojos en blanco cuando Julieta hablaba de lo que fue sus vacaciones en Miami.
- ¿Qué te ah pasado
que tardaste tanto? Le preguntó preocupado Maxi - ¿O... acaso tuviste que hacer
lo segundo? Si... lo comprendo.
-¡Maximilian! – gritó ofendida Lucía.
-¿QUE?
Lucía le explicó todo lo que había pasado en su viaje al
baño de mujeres.
-
Ah... ya entiendo.
No hablaron mucho más porque llegaban justo las profesoras
de inglés. Tuvieron que hacer un test para ver cuanto sabían de inglés; Lucía
no entendía mucho, salvo algunas cosas, así que cuando lo completó sin más
remedios tuvo que entregársela a la profesora.
Mensajes inquietantes
Capítulo 4.
Los días siguieron pasando y Justin volvía a estar en su
mente las veinticuatro horas. A partir de aquel Lunes todo comenzó a cambiar;
Justin decidió alejarse por completo de Julieta y le pidió a su tutora Lorena
si podía sentarse sólo, y lo hizo.
Justin la saludaba todas las mañanas cuando se veían, y cuando se
alejaba le sonreía, pero nada más que eso.
La amiga de Lucía, Sofía, se había recuperado aquel viernes, día perfecto para salir. Lucía le presentó a Sofía a Maxi y tuvieron química al instante. Decidieron que ese día iban a salir los tres juntos a la salida del colegio.
Lucía pensaba que todo estaba resultando perfecto desde aquel entonces. Sabía que Justin no le caía bien Julieta y que no era su tipo de chica, sabía que le parecía ella una persona increíble, sabía que cuando la veía a ella le sonreía, y ahora tenía un nuevo amigo que además era su compañero de clase. Todavía seguía soñando en que tenía posibilidades con Justin, y cada ves le gustaba mas y mas. La cosa iba cada ves mejor.
A la salida del colegio de aquel viernes soleado, los tres tomaron carrera y fueron corriendo, Lucía por una parte, y Sofía con Maxi ayudándolo a empujar por otra. Cuando llegaron, Lucía se tiró al pasto y Sofía la siguió. Unos minutos después de descansar , las chicas ayudaron a Maximilian para acostarlo en el pasto y formaron entra los tres un círculo juntando sus cabezas mirando al cielo.
La amiga de Lucía, Sofía, se había recuperado aquel viernes, día perfecto para salir. Lucía le presentó a Sofía a Maxi y tuvieron química al instante. Decidieron que ese día iban a salir los tres juntos a la salida del colegio.
Lucía pensaba que todo estaba resultando perfecto desde aquel entonces. Sabía que Justin no le caía bien Julieta y que no era su tipo de chica, sabía que le parecía ella una persona increíble, sabía que cuando la veía a ella le sonreía, y ahora tenía un nuevo amigo que además era su compañero de clase. Todavía seguía soñando en que tenía posibilidades con Justin, y cada ves le gustaba mas y mas. La cosa iba cada ves mejor.
A la salida del colegio de aquel viernes soleado, los tres tomaron carrera y fueron corriendo, Lucía por una parte, y Sofía con Maxi ayudándolo a empujar por otra. Cuando llegaron, Lucía se tiró al pasto y Sofía la siguió. Unos minutos después de descansar , las chicas ayudaron a Maximilian para acostarlo en el pasto y formaron entra los tres un círculo juntando sus cabezas mirando al cielo.
-
Que hermoso día ¿No? – dijo Sofía disfrutando bronceándose e hizo una
mueca de placer.
-
Sí, la verdad, fue la mejor primera semana de todas- dijo Lucía recordando
todos esos momentos que tuvo con Justin.
Al recordarlo, se le aceleró el corazón.
Sofía
y Maxi se miraron y se rieron de lo que dijo ella. A Lucía no le causó ninguna
gracia.
-
¿Se puede saber qué les causa tanta gracia?
Se
rieron aún más, pero Maxi al ver como esta se ponía colorada, se apresuró a
decir.
-
En realidad, nada. Nos reímos por lo obvia que sos. Esta más que claro que
fue tu mejor semana...
-
... con Justin mirándote y sonriéndote como bobo, y tratando de poder
cruzarse con vos las veces posibles... y siendo un chico tan lindo, ¡Claro que
va a ser tu mejor semana! – terminó de
decir Sofía.
-
¿Saben? No me gusta para nada que me hagan bromas- dijo furiosa pero
controlada Lucía.
-
¡No te estamos haciendo ninguna broma! Abrí los ojos, yo sé que en el
fondo también lo crees así- dijo Maximilian.
Era verdad. Lucía sabía muy en el fondo que Justin estuvo
toda la semana tratando de poder hablar con ella. Sabía que sus amigos tenían
razón porque tuvo algunos encuentros con
él que sin duda, eran todos apropósito o quizá accidentales. Como cuando
misteriosamente se tropezó con un banco, que antes había jurado no haberlo
visto y segudos después cayó al piso con todos sus libros junto con Justin
ayundándola a levantarlos; o cuando salían de las aulas, ella siempre era la
última en salir, pero Justin se quedaba haciendo no-sé-que-cosa y aprovechaba para charlar con ella; o
simplemente la empujaba “sin querer” y le pedía disculpas y al instante se
ponían a hablar.
Lucía no les contesto ni tampoco se volvió a hablar de ese tema. Pasaron una linda tarde charlando, conociéndose un poco más, y jugando a las carreras y a las cosquillas.
Lucía no les contesto ni tampoco se volvió a hablar de ese tema. Pasaron una linda tarde charlando, conociéndose un poco más, y jugando a las carreras y a las cosquillas.
Antes de irse a acostar, Lucía prendió su notebook y abrió
su correo: nada. Abrió su facebook y encontró una solicitud de amistas de Julieta. Dudó en si aceptarla o no, pero al
fin se decidió y se dijo ¿Por qué no? Al
fin y al cabo no tuvieron muchos cruces en la semana y le tenía un poco menos
de bronca. La acepto y vió que estaba
conectada aunque no tenía intenciones de hablar con ella.
Dejó abierto el facebook y se fue a darse una ducha. Cuando salió, se lavó los dientes y se cepilló el pelo. Fue a apagar la notebook cuando ve que alguien le había escrito un mensaje privado por facebook; era Julieta.
Dejó abierto el facebook y se fue a darse una ducha. Cuando salió, se lavó los dientes y se cepilló el pelo. Fue a apagar la notebook cuando ve que alguien le había escrito un mensaje privado por facebook; era Julieta.
Asunto: Tonta ¿Te crees que me lo va a sacar una fea
como vos?
Mensaje: Mira,
sólo te mandé solicitud para decirte que si crees que me vas a sacar a
Justin de mi camino, estas MUY EQUIVOCADA. Es ridículo y muy pobre de tu parte
pensar que él te va a dar bola¡JÁ! A una sabelotodo, sin popularidad, sin
amigos, sin gente que te apoye y siendo la chica más fea del curso (y del
colegio y eso que soy amable), pensas
que me lo vas a sacar a mí, a la más hermosa, la más popular y querida del
colegio. Dios, que equivocada que estás
nena. Es obvio que Justin está muerto de
amor por mí, y yo de él. Así que no
intentes nada por él. Y si pensastes que el te miraba o mostraba un mínimo
interés por vos ¡Qué ciega sos! Es todo un plan que tuvimos mis amigos, él y yo
para engañarte y hacerte pasar vergüenza.
No perteneces a nuestro mundo ni al de Justin. Él es mío y de nadie más.
No perteneces a nuestro mundo ni al de Justin. Él es mío y de nadie más.
P.D.: Dejá de
fantasear y pensá un poco en bajar esos kilos de más, y también pensá
seriamente en hacerte una cirujía en la cara.
Chau estúpida.
Lucía quedó perpleja al leer lo que le había puesto Julieta.
Enseguida cerró el facebook y apagó la
notebook. Se hechó sobre su cama y empezó a llorar. ¿Qué quería decir con que
era todo una broma lo de Justin? ¿Acaso todas esas miradas y esas sonrísas
habían sido una burla? No lo podía creer.
Sintió una angustia que había sentido nunca; desesperación, depresión e
intranquilidad. Su corazón iba a mil y no paraba de llorar. Las sábanas estaban
todas húmedas y le picaban los ojos de tanto llorar. Agarró su mp3 y se
tranquilizó al escuchar “My favorite Girl” de ese chico cuyas iniciales eran “JB” y su voz era suave y un poco afeminada,
sin embargo a Lucía le agradaba y la hacía sentirse mejor. Al cambiar la canción quedó en un profundo
sueño.
Al día siguiente, se levantó muy malhumorada y así hasta
llegar a lunes. No tenía ganas de
levantarse y menos de desayunar y tener que ir al colegio. No podía soportar la
idea de ver a todo el grupo de Julieta y menos a Justin, y escucharlos como se burlan de ella. Por
suerte, contaba con su amigo Maxi y eso le animó. Se lavó los dientes, agarró
sus cosas y salió camino al colegio en donde le esperaría un día muy agotador.
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