miércoles, 30 de noviembre de 2011


Un nuevo amigo pequeño, pero de buen corazón.
Capítulo 3.

Parecía que a la gente le gustaba sorprenderla o pisotearla últimamente. Al darse vuelta para ver quien la había provocado aquel dolor en el pie, se dio cuenta que todos la miraban y que se reían, avergonzada bajo la cabeza.  Pero al bajarla se encontró con un chico que la miraba con cara de aterrorizado.  Ella también lo miró sorprendida.
-           Lo lamento muchísimo. Perdóname, es que es inevitable, no tengo control de mis ruedas.- dijo señalando sus ruedas.
Lucía lo seguía mirando sin escuchar lo que decía. En ese momento era ella la que se quería disculpar. Veía a un chico que no parecía  mucho mas grande que ella en silla de ruedas que la miraba con compasión.  Se disculpaba a cada rato.
-           No, no, no. No pasó nada, fue solo un accidente- quiso arreglar el inconveniente, los demás los seguían mirando.
-           Sin embargo, acepte mis disculpas.
-           Sólo si acepta las mías. – él asintió, ya todos se habían dado vuelta y seguían su camino hacia sus aulas.- ¿Cómo te llamas?
-           Maximilian, pero sólo decime Maxi ¿Y vos?
-           Lucía, pero sólo decime Luli – le dijo copiándose de sus palabras.-
-           Genial, entonces nos vemos en el aula Luli.- Le dijo de lo más natural.
-           ¿Qué? Perdón pero... ¿Estamos juntos? ¿Cómo es que no te vi nunca? No puede ser... te habrás equivocado de chica.
-           Para nada Luli. Es que las personas simplemente me ignoran por mi discapacidad. Pero no te preocupes, estoy acostumbrado. 
Lucía se había quedado atónica, no podía creer lo que estaba escuchando. Y no porque nunca lo hubiese visto, sino que se lo tomara tan tranquilo cuando ella estaría... bueno, como está. Se dio cuenta en ese mismo momento que no tenía amigos.  Que su única amiga era Sofía.  Lo comprendió
-           Me siento igual que vos. Perdóname, es que a mí también me ignoran todo el tiempo, y yo hago lo mismo, ya me acostumbre, y por eso no me fijé en vos. Me siento sola, bueno, literalmente,  la amiga odiosa de Julieta  se sienta conmigo.  Pero te aseguro que ninguna de las dos nos gusta. Si hubiese una manera de que se vaya...
-           Yo la tengo. Si lo necesitas, le podría dar mi lugar, y yo me podría sentar contigo, si te parece bien, claro.
-           ¡Me parece maravilloso! –  se dio cuenta de algo que no se había percatado antes- pero ¿Cómo...?
Y como si Maximilian le hubiese leído la mente este le contestó:
-           Si estás pensando en cómo voy a subir por las escaleras, pues no, no puedo subir por las escaleras, sin embargo el colegio diseñó un ascensor especial para los discapacitados como yo, y así puedo subir. Ven te lo mostraré.
Lucía lo siguió. Dieron la vuelta hacia donde estaban los baños de los profesores. Lucía no se había fijado que al lado de la puerta del baño de los hombres, había otra puerta, vieja y más pequeña, aunque escajaba perfecto a la medida de Maximilian. Este sacó una llave y la introdusco en un agujero. Segundos después, la puerta se abre deslizándose para arriba; adentro había un pequeño lugar en donde de metió Maximilian, apretó un botón y dijo:
-           Te veo arriba. – le sonrió.
Ella corrió subiendo las escaleras de dos en dos; tendría que hacer más ejercicios, fueron fatales subirlas. Agitada fue corriendo para los baños de los profesores del primer piso. Al llegar, Maximilian había subido y la esperaba en un costado. Cuando se encontraron fueron hacia el aula y ella lo ayudó a mover la silla de ruedas. En la trayectoria no se dijeron nada, aunque ella estaba pensando en ese chico nuevo. Le parecía un chico muy agradable y educado, además tenía una cara muy peculiar, era lindo. Rubio de ojos celestes, sonrisa blanca, tenía bucles, y sorprendentemente sus brazos eran musculoso. Lucía llegó a pensar que era casi perfecto, por más que era discapacitado, eso no era ningún defecto, al contrario, lo hacía más tierno.
Entraron a la clase, todavía no había llegado la profesora de Geografía por suerte, así que fueron directos a Sabrina.
-           Hey, Sabrina, necesito hablar con vos. – le indicó Lucía.
-           ¿No te eh dicho que no me hables más, imbécil?
Los compañeros que estaban al rededor de Sabrina soltaron una carcajada forzada.
-           Creo, que lo que te voy a decir te va a alegrar, y no voy a negar que a mi también.
No le contestó, sólo hiso lo que hacía siempre, ignorarla. Pero aquella ves no fue Lucía la que hablo.
-           Quisiera cambiar de lugar contigo. Mira, sé que no se llevan bien ustedes dos, por eso mismo te ofrezco mi lugar a cambio del tuyo. Estoy sólo así que no creo que te moleste. Sé que deseas cambiarte.
Sabrina lo dudó.
-           Esta bien, esta bien.  Al fin me voy a poder librar de esa idiota.
-           ¿De quién estas hablando Sabrina? – esa voz se le hacía muy familiar a Lucía y no le gusto nada.
-           De la chica esa, Lucía, la que nos contaste que va con vos a particular, la bobita- susurró.
-           Ah si, claro. ¿Qué haces hablando con mi gente? – le pregunto Julieta con voz arrogante.
-           ¿Tu gente? Sólo vine a negociar algo con Sabrina, nada más. Quedate tranquila que con tu gente no me metería nunca si son igual de estúpidos y falsos como vos- le dirigió una sonrisa y se fue con Maximilian hasta sus asientos.
Se sentía satisfecha de ella misma pero le recorrió terror cuando escuchó aquella vos.
-           ¿Qué ah pasado aquí Julieta?
-           Nada Justin, sólo le ponía los puntos a esa chica de allá – señaló a Lucía.- para que sepa que con mis amigos no se meten.
-           No creo que esa fuese la mejor manera de tratarla.
-           A personas como ella  hay que tratarlas así. No la conoces Justin, es una persona violenta y agresiva, es muy mala.
Al ver que no escuchaba más hablar a Justin, sintió dolor como en los primeros días de clase. Julieta le estaba llenando la cabeza de estupideces sobre ella, y Justin se las había creído, ¿Algo peor podría pasarle a ella? Tenía en si que soportar la presencia de Julieta en el aula, y que se robara  al chico que le atraía, y ahora, quería ponerlo en contra, no era justo. Ella no se merecía tal desprecio. No lo soportaba. Sentía un nudo en la garganta, quería llorar.
-           Hey, hey, hey, no estés mal Luli. Personas como esas no merecen tus lágrimas. Conozco a Julieta desde jardín, y siempre fue así de creerse la superior. No vale la pena basuras como ella- le consolaba Maximilian.
Sintió un apoyo inmenso, como nunca lo hubiese tenido. Ese chico se estaba convirtiendo en su amigo. Tenía razón, pero ella no lloraba por eso, sino por otra cosa.
-           Es que no entiendes Maxi, no son ellos, es él. – Maxi lo entendió todo.
-           ¿Te gusta, verdad? Lo veo.  No parece mal tipo.
-           Pero está con Julieta, ya lo perdí.- se dio cuenta que estaba afirmando que le gustaba. Y no se lo negaba, estaba sintiendo cosas fuertes por Justin desde que había llegado a ese colegio, quizá fuese verdad que le gustaba. Seguía confundida.
-           No lo creo. El sábado pasado los vi yendo juntos a la plaza y el no se sentía nada cómodo.   Creo que tenía ganas de escapar, y fingía que le gustaba lo que hacían, que no era nada lindo en absoluto, Julieta molestaba a los nenes que estaban en las hamacas para que ellos pudieran subirse.
Lucía se alegró saber eso pero algo no le convencía.
-           ¿Y qué hacías vos ahí? ¿Los estabas espiando? – le pregunto un tanto curiosa.
-           No seas ridícula. Tengo amigos a fuera, y fuimos a dar una vuelta y los vi.
La profesora se había tardado un buen rato en llegar, al parecer, se había retrasado.  Para Lucía no le causo ninguna gracias. Tenía fe que la profesora iba a faltar y que podía seguir hablando con Maximilian. No prestó ni una pisca a la clase, se quedó pensando en lo que le había dicho Maxi, y sintió un poco de esperanza.  Quería poder hablar con Justin de nuevo, pero la última y única vez que lo hicieron fue el primer día de clases. Y aunque el la saludaba con la mano desde lejos, no era suficiente para ella.
Sonó el segundo recreo, casi la mayoría corrían para salir. Lucía no tenía muchas ganas de salir y su nuevo amigo Maxi tampoco. Decidieron quedarse en el aula charlando. Maxi era muy gracioso y hacía cosas con las lapiceras, y también un poco rebelde, fue hasta el banco de Julieta y escribió una grosería. También la imitaba a la perfección y a Lucía le causó mucha risa, tanto que le entraron ganas de ir al baño. Le dijo a Maxi que la esperara.  Todavía riéndose fue al baño. Cuando entro se alivió de que no alla nadie. Maxi era un buen amigo, y cuando estaba con él se olvidaba de Justin. Al salir del baño de mujeres y abrir la puerta, se sobresaltó (como siempre) cuando vio que Justin salía del baño de hombres y se chocaron quedando muy cerca.  Pero ella no lo iba a permitir y se alejó.
-           Luli, lamento mucho el incidente de hoy con Julieta. Yo no quería permitir algo así pero llegué tarde. Quiero que sepas que acabo de tener una pelea con ella recién, no es el tipo de persona que me gusta como amiga.
Lucía estalló, obvio que para adentor suyo. Justin había dicho “amiga” entonces no la quería mas que una amiga.
-           No te lamentes Justin. No es culpa tuya estar prisionero de una bruja como ella.
Justin rió y ella también. No podía creer que estuviese hablando con él con tanta naturalidad.
-           Por suerte me pude librar.
Rieron aún más.
-           ¿Puedo preguntarte algo? Perdona si piensas que soy una entrometida.
Este asintió.
Tenía que decírselo, para sacarse todas las dudas.
-           Bueno, la amiga de Julieta, Sabrina, me dijo que te habías declarado a Julieta ¿Eso es... verdad?- le preguntó curiosa, lista para escuchar cada detalle y guardárselo por el resto de su vida. Se sorprendió al ver que su  pregunta le causaba mucha gracia.
-           ¡Claro que no! No es mi tipo de chica, nunca lo fue. Es linda, es verdad, pero nunca estaría con una persona con pensamientos tan malos y agresivos. El sábado me pidió que la ayudara con los deberes y yo asentí, pero no quería nada de eso.  Ni siquiera la tomo como amiga. A mi me gustan otros tipos de chicas- la miró a los ojos y se le acercó- chicas con personalidad y sentimientos fuertes y buenos. Te vi cómo ayudastes  hoy a ese tal chico...
-           Maximilian – terminó de decir Lucía.
-           Sí, Maximilian. Fue un acto de seguir. Me gustó tu manera de ser con él – cada ves se le acercaba mas.
Justin se le estaba acercando demasiado. Ella lo quería, y quería tenerlo aún más cerca, pero no podía permitirlo, no en ese momento.  A su suerte, tocó el timbre y tenían que ir a clases de nuevo. Se alejó rápidamente de Justin aunque no del todo, sólo lo suficiente para poder andar juntos hasta el aula. 
Llegaron juntos, casi pegados, y algunos sospecharon que estaban tramando algo. Justin no tuvo remedio que sentarse con Julieta aunque él la seguía mirando a ella y ponía los ojos en blanco cuando Julieta hablaba de lo que fue sus vacaciones en Miami.


-  ¿Qué te ah pasado que tardaste tanto? Le preguntó preocupado Maxi - ¿O... acaso tuviste que hacer lo segundo? Si... lo comprendo.
-¡Maximilian! – gritó ofendida Lucía.
-¿QUE?
Lucía le explicó todo lo que había pasado en su viaje al baño de mujeres.
-           Ah... ya entiendo.
No hablaron mucho más porque llegaban justo las profesoras de inglés. Tuvieron que hacer un test para ver cuanto sabían de inglés; Lucía no entendía mucho, salvo algunas cosas, así que cuando lo completó sin más remedios tuvo que entregársela a la profesora.


Mensajes  inquietantes
Capítulo 4.

Los días siguieron pasando y Justin volvía a estar en su mente las veinticuatro horas. A partir de aquel Lunes todo comenzó a cambiar; Justin decidió alejarse por completo de Julieta y le pidió a su tutora Lorena si podía sentarse sólo, y lo hizo.  Justin la saludaba todas las mañanas cuando se veían, y cuando se alejaba le sonreía, pero nada más que eso.
 La amiga de Lucía, Sofía, se había recuperado aquel viernes, día perfecto para salir. Lucía le presentó a Sofía a Maxi y tuvieron química al instante. Decidieron que ese día iban a salir los tres juntos a la salida del colegio.
Lucía pensaba que todo  estaba resultando perfecto desde aquel entonces. Sabía que Justin no le caía bien Julieta y que no era su tipo de chica, sabía que le parecía ella una persona increíble, sabía que cuando la veía a ella le sonreía,  y ahora tenía un nuevo amigo que además era su compañero de clase. Todavía seguía soñando en que tenía posibilidades con Justin, y cada ves le gustaba mas y mas. La cosa iba cada ves mejor.
A la salida del colegio de aquel viernes soleado, los tres tomaron carrera y fueron corriendo, Lucía por una parte, y Sofía con Maxi ayudándolo a empujar por otra.  Cuando llegaron, Lucía se tiró al pasto y Sofía la siguió. Unos minutos después de descansar , las chicas ayudaron a  Maximilian para acostarlo en el pasto y formaron entra los tres un círculo juntando sus cabezas mirando al cielo.


-          Que hermoso día ¿No? – dijo Sofía disfrutando bronceándose e hizo una mueca de placer.
-          Sí, la verdad, fue la mejor primera semana de todas- dijo Lucía recordando todos esos momentos que tuvo con Justin.  Al recordarlo, se le aceleró el corazón.
Sofía y Maxi se miraron y se rieron de lo que dijo ella. A Lucía no le causó ninguna gracia.
-          ¿Se puede saber qué les causa tanta gracia?
Se rieron aún más, pero Maxi al ver como esta se ponía colorada, se apresuró a decir.
-          En realidad, nada. Nos reímos por lo obvia que sos. Esta más que claro que fue tu mejor semana...
-          ... con Justin mirándote y sonriéndote como bobo, y tratando de poder cruzarse con vos las veces posibles... y siendo un chico tan lindo, ¡Claro que va a ser  tu mejor semana! – terminó de decir Sofía.
-          ¿Saben? No me gusta para nada que me hagan bromas- dijo furiosa pero controlada Lucía.
-          ¡No te estamos haciendo ninguna broma! Abrí los ojos, yo sé que en el fondo también lo crees así- dijo Maximilian.
Era verdad. Lucía sabía muy en el fondo que Justin estuvo toda la semana tratando de poder hablar con ella. Sabía que sus amigos tenían razón porque tuvo algunos  encuentros con él que sin duda, eran todos apropósito o quizá accidentales. Como cuando misteriosamente se tropezó con un banco, que antes había jurado no haberlo visto y segudos después cayó al piso con todos sus libros junto con Justin ayundándola a levantarlos; o cuando salían de las aulas, ella siempre era la última en salir, pero Justin se quedaba haciendo no-sé-que-cosa  y aprovechaba para charlar con ella; o simplemente la empujaba “sin querer” y le pedía disculpas y al instante se ponían a hablar.
Lucía no les contesto ni tampoco se volvió a hablar de ese tema. Pasaron una linda tarde charlando, conociéndose un poco más, y jugando a las carreras y a las cosquillas.
Antes de irse a acostar, Lucía prendió su notebook y abrió su correo: nada. Abrió su facebook y encontró una solicitud de amistas de  Julieta. Dudó en si aceptarla o no, pero al fin se decidió y se dijo ¿Por qué no? Al fin y al cabo no tuvieron muchos cruces en la semana y le tenía un poco menos de bronca.  La acepto y vió que estaba conectada aunque no tenía intenciones de hablar con ella.
Dejó abierto el facebook y se fue a darse una ducha. Cuando salió, se lavó los dientes y se cepilló el pelo. Fue a apagar la notebook cuando ve que alguien le había escrito un mensaje privado por facebook; era Julieta.
Asunto:  Tonta ¿Te crees que me lo va a sacar una fea como vos?
Mensaje:  Mira,  sólo te mandé solicitud para decirte que si crees que me vas a sacar a Justin de mi camino, estas MUY EQUIVOCADA. Es ridículo y muy pobre de tu parte pensar que él te va a dar bola¡JÁ! A una sabelotodo, sin popularidad, sin amigos, sin gente que te apoye y siendo la chica más fea del curso (y del colegio y eso que  soy amable), pensas que me lo vas a sacar a mí, a la más hermosa, la más popular y querida del colegio.  Dios, que equivocada que estás nena.  Es obvio que Justin está muerto de amor por mí, y yo de él.  Así que no intentes nada por él. Y si pensastes que el te miraba o mostraba un mínimo interés por vos ¡Qué ciega sos! Es todo un plan que tuvimos mis amigos, él y yo para engañarte y hacerte pasar vergüenza.
No perteneces a nuestro mundo ni al de Justin. Él es mío y de nadie más.
P.D.: Dejá de fantasear y pensá un poco en bajar esos kilos de más, y también pensá seriamente en hacerte una cirujía en la cara.
Chau estúpida.
Lucía quedó perpleja al leer lo que le había puesto Julieta. Enseguida  cerró el facebook y apagó la notebook. Se hechó sobre su cama y empezó a llorar. ¿Qué quería decir con que era todo una broma lo de Justin? ¿Acaso todas esas miradas y esas sonrísas habían sido una burla? No lo podía creer.  Sintió una angustia que había sentido nunca; desesperación, depresión e intranquilidad. Su corazón iba a mil y no paraba de llorar. Las sábanas estaban todas húmedas y le picaban los ojos de tanto llorar. Agarró su mp3 y se tranquilizó al escuchar  “My favorite Girl”  de ese chico cuyas iniciales eran  “JB” y su voz era suave y un poco afeminada, sin embargo a Lucía le agradaba y la hacía sentirse mejor.  Al cambiar la canción quedó en un profundo sueño.
Al día siguiente, se levantó muy malhumorada y así hasta llegar a lunes.  No tenía ganas de levantarse y menos de desayunar y tener que ir al colegio. No podía soportar la idea de ver a todo el grupo de Julieta y menos a Justin,  y escucharlos como se burlan de ella. Por suerte, contaba con su amigo Maxi y eso le animó. Se lavó los dientes, agarró sus cosas y salió camino al colegio en donde le esperaría un día muy agotador.

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