miércoles, 30 de noviembre de 2011


Y es aquí donde comienzo. Este es mi primer fic dedicado a mi mejor amiga que tanto de gusta Justin Bieber. A mi sinceramente no me gusta, pero sólo lo hice por ella. Espero que les guste, esta casi terminado, me faltan sólo dos capítulos, en fin, acá les traigo todos los que hice.   

Una persona inesperada
Capítulo 1.

¿Cómo te sentirías si tus sueños  estuviesen a punto de hacerse realidad? Eso que tanto deseas mañanas, tardes y noches, y hasta aparecen en tus sueños más profundos;  es lo único que tiene ocupada tu mente todas las horas del día y que se hagan realidad, eso, es algo que todos deseamos aunque sean tan sólo sueños imposibles. Eso mismo le pasaba a Lucia todos los días. Ella deseaba encontrar el amor de su vida algún día, además que tenía a unos cuantos cantantes y actores en su mente,  estaba enamorada del amor, aunque por desgracia todavía no lo había encontrado.
Lucía se levantó aquella mañana de lunes muy tranquila aunque a la vez nerviosa porque era su primer día de clases en la secundaria . Preparó la mochila, fue a lavarse al baño y salió de su casa caminando hacia la parada del colectivo con los auriculares puesto escuchando la canción de un chico cuyo nombre Lucía no sabía porque no era conocido, y sólo tenía las iniciales de “JB”  y el nombre de la canción “Where are you now”.  Subió al colectivo pensando cómo sería ese día,  en cómo iba a soportar separarse de sus amigas cuando indiquen las autoridades el nombre de cada una en sus cursos nuevos, pensaba en los chicos nuevos, si iban a ser lindos o feos, tenía terror a que no le toque con ninguna de sus amigas, que le toque sola y que no pueda socializarse con sus nuevos compañeros ya que era super  tímida. Sin darse cuenta  estaba llegando  y dio un brinco del asiento y empujo a las personas que estaban paradas para tocar el timbre; estuvo cerca de pasarse, y no abría sido un lindo comienzo  de clase ya que hubiese llegado tarde. 
Apenas llegó al colegio se encontró con su mejor amiga Sofía y fueron juntas hasta el salón donde les iban a indicar a que curso iban a ir. Lucía notó que los estudiantes estaban en grupitos pequeños murmurando algo pero no alcanzó a escuchar lo que decían.  El director de estudios llegó al salón y les dio una cálida bienvenida, mientras daba su discurso, Sofía le susurró:
-           Hey ¿Escuchastes los rumores que andan diciendo por el colegio?
-           ¿Qué? Ah…  si vi que algunos grupitos hablaban entre sí de algo pero no alcancé a escucharlos.
-           Bueno, te cuento: Dicen los rumores que esta escuela y Harrodian School de Estados Unidos harán este año  intercambio extranjero y hoy se va a presentar el extranjero, supuestamente a esta hora para que le digan a que curso pertenece.
Pero ese misterioso chico no apareció en la Bienvenida ni tampoco lo nombraron cuando acabó el vice-director  de nombrarlos a cada curso, y que por lo visto, era sólo un simple rumor lo del intercambio extranjero. Por desgracia, a Lucía le toco en 1ero. E y a su mejor amiga en 1ero A. Sus  peores temores se hicieron realidad y cuando llegó al aula, todos habían elegido compañero de banco y se habían sentado. Lucía no conocía a ninguno, eran todos nuevos a excepción de Tomás que iban juntos en primaria pero nunca se llevaron bien, y Julieta,  una chica insoportable que tenía el ego en la cima , siempre quería llamar la atención y era amiga de todo el colegio, se los conocía a todos y todos la conocían a ella por ser, según ellos, una “crack” (Así llaman a la gente con onda) y hermosa persona, aunque Lucía no pensaba así en absoluto y menos cuando la tenía que ver horas extra al día cuando iba a ingles.  Por suerte voy a poder sentarme sola y no tendré que presentarme a los demás, metería la pata- pensó Lucía. No tenía muchas ganas de hacer sociales; en lo único que pensaba era contar las horas de la mañana para poder irse a su casa y largarse a llorar pero interrumpió sus pensamientos la profesora  que entraba y se presentaba. 
-           Buen día alumnos, mi nombre es Lorena Martines y seré su tutora todo el año. – se presentó la mujer de cabello castaño enrulado y desaliñado, sin embargo, llevaba una hermosa camisa que a Lucía le agradó mucho, tenía cara de paz y su voz era suave y aguda – Bienvenidos al colegio secundario William C. Morris. Este año va a ser muy importante y encontrarán muchos  cambio a diferencia de la primaria. Van a conocer a gente nueva y van a tener el doble de trabajo; consejo mío, póngansen las pilas y no dejen pasar nada.  También quiero presentarles a una persona muy especial para el colegio ya que es la primera vez que ocurre este acontecimiento en el colegio William C. Morris, y como verán, nuestra estudiante María Rosberta de quinto año tuvo el honor de acceder al intercambio intercolegial por su excelentes notas en el área de Ingles, y en estos momentos debe estar llegando a Estados Unidos...-  A Lucía se le paro el corazón,  era verdad lo del intercambio intercolegial, ya una de acá estaba llegando a Estados Unidos, eso quiere decir, por lógica, que el alumno de Estados Unidos  está acá e iba a cursar con ella.-  Quiero presentarles al estudiante de intercambio, Justin Bieber, espero que lo traten como se lo merece.
Entró un chico de casi la misma estatura que Lucía, le ganaba por muy poco él; cabello castaño claro un poco desprolijo, labios carnosos y nariz perfecta; llevaba una mochila negra con el logo de una banda que Lucía no conocía colgada de un hombro; tenía puesto un buzo color violeta con unos jeans de segunda marca y ¿Que era eso? – se preguntó Lucía mirando a su pecho- tenía un collar raro, un diamante esmeralda rodeada de, por lo que parecía, unas ramas. Lucía lo contempló por un momento y luego levantó la cabeza para verlo una vez más a la cara y se arrepintió de hacerlo. Él la estuvo mirando como ella miraba su collar y se lo guardo cuando esta lo miró. Lucía bajó la cabeza ruborizada. Se preguntó  porqué llevaba ese collar y porqué se lo guardo cuando ella lo miró. Se puso a pensar en el, y mirándolo de arriba a bajo, le pareció un chico muy lindo. Notó que no era la única que pensaba así porque la mayoría de las chicas lo miraban con cara de tontas enamoradas  y Julieta no era la excepción, esa chica sí que lo miraba como si fuera comida.
La profesora interrumpió los pensamientos de todas las chicas y dijo:
-           No lo traten como alguien de otro planeta,  sabe perfectamente hablar español . – Les dijo a los alumnos con tono amable. Miró a hacia donde estaba Justin- Justin, puedes sentarte.
Lucía se dio cuenta de que el único lugar que quedaba vacío era el de al lado de ella, de repente sintió acelerarse los latidos del corazón y empezaba a temblar cuando se escucho un ¡PAF! Y la compañera que estaba al lado de Julieta calló al piso y que, al parecer, la profesora no se había dado cuenta que Julieta la había empujado ya que leía entretenidamente el listado de alumnos. La chica se puso de pie y empezó a caminar hacia la dirección donde estaba Lucía. Esa maldita perra – pensó Lucía cuando veía que Justin se acercaba en el lugar donde estaba sentada antes la otra chica. A Lucía le agarró una punzada en el pecho al ver como establecieron charla al toque. Dejó de mirarlos porque le agarraba odio y repugnancia y trató de prestar antención a la clase. Pero por más que quería prestar atención, Lucía los miraba de ves en cuando y veía como Julieta le sonreía a Justin y él a ella. Se sintió horrible pero no sabía porqué. Basta Lucía, no pienses en él, no te va a dar bola, es obvio que le va a dar bola a la chica más bonita del aula- pensó Lucía y se le formó un nudo en la garganta que pudo lograr controlarlo.
    Pasó el día que se hacía eterno, tuvo otras siete horas más de torturación viéndolos y ella dijo que era el fin, que no podía pensar en ese chico porque era irreal para ella, se lo tenía que sacar de la cabeza lo antes posible. Cuando al fin tocó el último timbre del día que indicaba la hora de irse, Lucía sintió un alivio inmenso como si le hubiesen sacado un peso de en cima. Agarró sus cosas lo más rápido que puso y quizo ser la primera en salir, pero los demás le habían ganado y terminó siendo una de las últimas. Cuando salió por fin, miró de reojo hacia atrás y vio que estaban Justin y Julieta hablando alegremente y empezó a correr, no podía aguantar una escena más así. Cuando llegó al pasillo principal del colegio se encontró con Sofía y caminaron hasta la puerta de salida mientras Lucía le iba contando todo lo que pasó ese día. Se pegó un susto y saltó al ver que alguien le agarró del hombro. Ella se dio vuelta dispuesta a insultar al que la había asustado de aquella forma... pero no pudo porque se quedó muda al ver quien era.













Confundida/Hora de olvidar.
Capítulo 2


-           Emm... s-se te calló esto – dijo nervioso Justin dándole a Lucía una pulsera  – lo encontré tirado en la puerta del aula.
-           Ah.. ¡AH! Si muchas gracias... – Lucía se quedó por el shock, pero Justin le respondió.
-           Justin, mi nombre es Justin, capaz lo sepas porque hoy la profesora... bueno... me presentó- Lucía ya sabía el nombre perfectamente pero vio que este se ruborizó. Tenía un acento muy particular.- Bueno, de todos modos, de nada... – creo que esperaba una respuesta.
-           ¡Ah, si! Lucía, me llamo Lucía. Estem... Muchas gracias Justin, es muy valioso para mí esta pulsera, sino fuese por ti, mañana estaría loquísima buscándola desesperadamente, te lo agradezco. – Y le sonrió, y acto seguido bajo la cabeza porque sentía los cachetes como tomates.
-           No hay por que Lucía...- silencio incómodo- nos vemos mañana Luli- este le sonrió.
-           Nos vemos... – pero no pudo terminar  de decirle su nombre, estaba muy emocionada.
Creo que, sin duda, fue el mejor día de Lucía. A pesar de la separación de sus amigas y de la estúpida de Julieta que quería conseguir llamar la atención de Justin, se olvidó por completo de lo horrible que fue su día cuando escucho de la boca de Justin pronunciar “Nos vemos mañana Luli”. Ninguno de sus compañeros nuevos les habían dicho ni siquiera hola, y debo admitir que Lucía no esperaba de parte de Justin que le dirigiera la palabra en su vida. Pero se equivocó y por eso, la dejo muy atolondrada.
-           ¡¿Qué fue eso?!- preguntó Sofía con desesperación.
-           ¿Eh?-  todavía seguía en sus pensamiento cuando esta le preguntó- Nada...
-           ¿NADA?- Gritó su amiga – Ese chico... como te miró... ¿Quién es?
-            El estudiante extrangero... sí, era cierto- le dijo cuando vio que ponía los ojos como plato- se llama Justin Bieber.
-           Apa, que suerte la tuya, es un papote. – le guiñó un ojo.
Lucía se preguntaba que pensaba su amiga, no quería que malinterpretara las cosas   así que se apresuró a decir:
-           Sí, es un chico muy lindo pero ya tiene a una chica, Julieta, hoy estuvieron toda la mañana juntos, charlando... muy cerca – se entristeció al escuchar lo que salía de su boca. - ¿Qué?
Su amiga la miró con cara de pocos amigos. No entendía nada.
-           ¿No te diste cuenta?
-           ¿De que cosa?
-           De como te miraba.- lo dijo como si fuese la cosa más obvia del mundo.- De como se puso cuando te vio; no paraba de tartamudear. Y su mirada era inquietante, parecía nervioso.  Estoy segura de que Julieta no es la única en su mira.
-           Estás demente. Mira lo que decís, ¡JA! Como si insinuaras que se fija en mí.
-           Y no te equivocas amiga, creo que es la verdad.

Las palabras de su amiga flotaron por su cabeza todo el día, y más aún cuando  iba a acostarse. ¿En verdad pensaba Sofía que Justin se fijaba en ella? ¿Creía que tenía oportunidad con él y podría hacerle competencia a Julieta? No lo creía. Además, no entendía porqué pensaba en eso. Ni siquiera le gustaba, era el primer día de clases y solo habló con él cinco minutos. Eso si, no podía negar que era super bonito; con su pelo cada vez que lo movía al compás de su cabeza, y su sonrisa perfecta; su buzo violeta de hilo que lo hacía de algún modo delicado.Pero  no, definitivamente no le gustaba, sólo le parecía lindo, que son dos cosas distintas. Pensando en su próximo día calló en un profundo sueño.
Entraba al colegio, iba directamente a su aula sin saludar a nadie, ni siquiera a su mejor amiga. Entró al aula y fue enseguida a su banco. Ni siquiera fue al “saludo a la bandera”, se sentía extraña, rebelde. Esperando a que entraran todos sus compañeros, empezó a dibujar  en su banco “JB” , eran sólo garabatos pero en todas escribía “JB, JB, JB, JB”. Se preguntaba porqué escribía eso, no lo entendía, ¿Qué significaba ‘JB’?. Escuchaba pasos; pensó que llegaban los demás pero se equivocó.
-           Señorita, ¿Qué hace usted aquí? No puede estar a esta hora en el aula, tendría que estar abajo  con los demás alumnos. ¡A DIRECCIÓN!
Despertó de golpe. Se alivió al ver que estaba acostada y en su habitación. Soñar que venía el director a regañarla el segundo día de escuela no era nada agradable. Pero eso lo dejó olvidado, lo que le parecía raro a Lucía era porqué aparecían en sus sueños “JB”.  Intuía que ya lo había escuchado en alguna parte; la pregunta era donde.  No se percató de que  eran las siete y diez de la mañana, al verlo, salió corriendo al baño; se vistió, se arregló un poco el cabello y salió corriendo de su casa.
Al llegar al colegio, sintió alivio de que no llegara tarde. Tendría que ponerse el despertador más temprano, aunque nunca lo escuchaba ni tampoco se acostumbraba ya que antes la despertaba la madre, pero como ahora la madre trabaja a la madrugada era imposible. Se encontró con Sofía  e izaron la bandera. Lucía miró  fugazmente hacia alrededor. Aunque no lo quería admitir, estaba buscando a él. Se decepcionó al no encontrarlo, ¿Le habría pasado algo? Se despreocupó al verlo en la fila de hombres.  Se sintió una tonta al pensar en él, tenía que parar de pensar en él, sino iba a adueñarse de sus pensamientos. Al finalizar el izamiento de bandera, que le resultó muy aburrido a Lucía, se le acercó Sofía.
-           Suerte... con él – le susurró Sofía.
No le contestó. No quería mal gastar palabras diciéndole que cambie de opinión porque sabía que nunca lo haría. Por un minuto se había olvidado de él hasta que su amiga se lo hiso recordar.  Al entrar al aula, todos se sentaron como el anterior día; lamentó mucho cuando vio que Justin se volvía a sentarse con Julieta. Ella, nuevamente, se sentó al lado de la amiga de Julieta cuyo nombre no sabía. Aún de mal humor se atrevió a preguntarle el nombre.
-           Eh... Hola – notó que la chica la miraba con cara de extraña- Soy Lucía, ¿Cómo te llamas?
-           Sabrina – dijo secamente- Mira, no me agradas, y menos me agrada sentarme con vos, así que te pido que imagines que soy una planta, digo, una pared- se apresuró a decir.
Lucía estaba asombrada. Tampoco le agradaba ella, ya que era amiga de Julieta y al parecer, igual que Julieta.
-           Entonces... sino te agrado quisiera saber ¿Por qué te sientas conmigo?- preguntó .
-           Te dije que soy una pared – al ver que todavía Lucía la seguía mirando dijo- esta bien, te lo digo para que no me molestes más.
Ves a esa chica de allá- señaló a Julieta- bueno si no lo notaste aún, está sentado con el chico nuevo.- señaló a Justin- Ella me pidió que le deje a Justin el lugar mío, y yo como buena amiga se lo concedí. Por desgracia, el único lugar que quedaba vacío era junto al tuyo, así que, de mala gana, tuve que venir acá a sentarme con vos.  Y de paso, ya que va a ser la primera y última ves que hablemos, si estás planeando conquistar a Justin, te digo de buena onda  que te olvídes de él. Está loco de amor por Julieta, me lo dijo ella misma. Dice que la invitó a salir el sabado a la noche, ¡Seguro que se le va a declarar! Que suerte la suya... – se quedó pensando un largo rato y no volvió a hablar con Lucía.
Ya no sabía que pensar. Por un lado no le creía del todo– y tampoco quería hacerlo. Le había mentido  diciéndole “Y como buena amiga se lo consedí” cuando había visto perfectamente que la había empujado. Pero, podría ser verdad que Justin la hubiese invitado el sábado; por lo visto se llevaban muy bien, y eso le apenaba.
Pasaron los días y Lucía se prometió olvidarlo para siempre. No lo llevaba tan mal, ya casi ni lo registraba, ni tampoco le daba importancia que este con Julieta. Un lunes a la mañana, Lucía estaba sola en el recreo; su amiga se había enfermado así que no tenía a nadie mas que la soledad.  Se llevó un libro y empezó a leer; no le importaba lo que le digan los demás sino lo que a ella le gustaba. Cuando sonó el timbre se levantó pero todavía tenía la vista fija al libro hasta que pasó algo.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAY! – gritó de dolor.
Alguien la había pisado.

Un nuevo amigo pequeño, pero de buen corazón.
Capítulo 3.

Parecía que a la gente le gustaba sorprenderla o pisotearla últimamente. Al darse vuelta para ver quien la había provocado aquel dolor en el pie, se dio cuenta que todos la miraban y que se reían, avergonzada bajo la cabeza.  Pero al bajarla se encontró con un chico que la miraba con cara de aterrorizado.  Ella también lo miró sorprendida.
-           Lo lamento muchísimo. Perdóname, es que es inevitable, no tengo control de mis ruedas.- dijo señalando sus ruedas.
Lucía lo seguía mirando sin escuchar lo que decía. En ese momento era ella la que se quería disculpar. Veía a un chico que no parecía  mucho mas grande que ella en silla de ruedas que la miraba con compasión.  Se disculpaba a cada rato.
-           No, no, no. No pasó nada, fue solo un accidente- quiso arreglar el inconveniente, los demás los seguían mirando.
-           Sin embargo, acepte mis disculpas.
-           Sólo si acepta las mías. – él asintió, ya todos se habían dado vuelta y seguían su camino hacia sus aulas.- ¿Cómo te llamas?
-           Maximilian, pero sólo decime Maxi ¿Y vos?
-           Lucía, pero sólo decime Luli – le dijo copiándose de sus palabras.-
-           Genial, entonces nos vemos en el aula Luli.- Le dijo de lo más natural.
-           ¿Qué? Perdón pero... ¿Estamos juntos? ¿Cómo es que no te vi nunca? No puede ser... te habrás equivocado de chica.
-           Para nada Luli. Es que las personas simplemente me ignoran por mi discapacidad. Pero no te preocupes, estoy acostumbrado. 
Lucía se había quedado atónica, no podía creer lo que estaba escuchando. Y no porque nunca lo hubiese visto, sino que se lo tomara tan tranquilo cuando ella estaría... bueno, como está. Se dio cuenta en ese mismo momento que no tenía amigos.  Que su única amiga era Sofía.  Lo comprendió
-           Me siento igual que vos. Perdóname, es que a mí también me ignoran todo el tiempo, y yo hago lo mismo, ya me acostumbre, y por eso no me fijé en vos. Me siento sola, bueno, literalmente,  la amiga odiosa de Julieta  se sienta conmigo.  Pero te aseguro que ninguna de las dos nos gusta. Si hubiese una manera de que se vaya...
-           Yo la tengo. Si lo necesitas, le podría dar mi lugar, y yo me podría sentar contigo, si te parece bien, claro.
-           ¡Me parece maravilloso! –  se dio cuenta de algo que no se había percatado antes- pero ¿Cómo...?
Y como si Maximilian le hubiese leído la mente este le contestó:
-           Si estás pensando en cómo voy a subir por las escaleras, pues no, no puedo subir por las escaleras, sin embargo el colegio diseñó un ascensor especial para los discapacitados como yo, y así puedo subir. Ven te lo mostraré.
Lucía lo siguió. Dieron la vuelta hacia donde estaban los baños de los profesores. Lucía no se había fijado que al lado de la puerta del baño de los hombres, había otra puerta, vieja y más pequeña, aunque escajaba perfecto a la medida de Maximilian. Este sacó una llave y la introdusco en un agujero. Segundos después, la puerta se abre deslizándose para arriba; adentro había un pequeño lugar en donde de metió Maximilian, apretó un botón y dijo:
-           Te veo arriba. – le sonrió.
Ella corrió subiendo las escaleras de dos en dos; tendría que hacer más ejercicios, fueron fatales subirlas. Agitada fue corriendo para los baños de los profesores del primer piso. Al llegar, Maximilian había subido y la esperaba en un costado. Cuando se encontraron fueron hacia el aula y ella lo ayudó a mover la silla de ruedas. En la trayectoria no se dijeron nada, aunque ella estaba pensando en ese chico nuevo. Le parecía un chico muy agradable y educado, además tenía una cara muy peculiar, era lindo. Rubio de ojos celestes, sonrisa blanca, tenía bucles, y sorprendentemente sus brazos eran musculoso. Lucía llegó a pensar que era casi perfecto, por más que era discapacitado, eso no era ningún defecto, al contrario, lo hacía más tierno.
Entraron a la clase, todavía no había llegado la profesora de Geografía por suerte, así que fueron directos a Sabrina.
-           Hey, Sabrina, necesito hablar con vos. – le indicó Lucía.
-           ¿No te eh dicho que no me hables más, imbécil?
Los compañeros que estaban al rededor de Sabrina soltaron una carcajada forzada.
-           Creo, que lo que te voy a decir te va a alegrar, y no voy a negar que a mi también.
No le contestó, sólo hiso lo que hacía siempre, ignorarla. Pero aquella ves no fue Lucía la que hablo.
-           Quisiera cambiar de lugar contigo. Mira, sé que no se llevan bien ustedes dos, por eso mismo te ofrezco mi lugar a cambio del tuyo. Estoy sólo así que no creo que te moleste. Sé que deseas cambiarte.
Sabrina lo dudó.
-           Esta bien, esta bien.  Al fin me voy a poder librar de esa idiota.
-           ¿De quién estas hablando Sabrina? – esa voz se le hacía muy familiar a Lucía y no le gusto nada.
-           De la chica esa, Lucía, la que nos contaste que va con vos a particular, la bobita- susurró.
-           Ah si, claro. ¿Qué haces hablando con mi gente? – le pregunto Julieta con voz arrogante.
-           ¿Tu gente? Sólo vine a negociar algo con Sabrina, nada más. Quedate tranquila que con tu gente no me metería nunca si son igual de estúpidos y falsos como vos- le dirigió una sonrisa y se fue con Maximilian hasta sus asientos.
Se sentía satisfecha de ella misma pero le recorrió terror cuando escuchó aquella vos.
-           ¿Qué ah pasado aquí Julieta?
-           Nada Justin, sólo le ponía los puntos a esa chica de allá – señaló a Lucía.- para que sepa que con mis amigos no se meten.
-           No creo que esa fuese la mejor manera de tratarla.
-           A personas como ella  hay que tratarlas así. No la conoces Justin, es una persona violenta y agresiva, es muy mala.
Al ver que no escuchaba más hablar a Justin, sintió dolor como en los primeros días de clase. Julieta le estaba llenando la cabeza de estupideces sobre ella, y Justin se las había creído, ¿Algo peor podría pasarle a ella? Tenía en si que soportar la presencia de Julieta en el aula, y que se robara  al chico que le atraía, y ahora, quería ponerlo en contra, no era justo. Ella no se merecía tal desprecio. No lo soportaba. Sentía un nudo en la garganta, quería llorar.
-           Hey, hey, hey, no estés mal Luli. Personas como esas no merecen tus lágrimas. Conozco a Julieta desde jardín, y siempre fue así de creerse la superior. No vale la pena basuras como ella- le consolaba Maximilian.
Sintió un apoyo inmenso, como nunca lo hubiese tenido. Ese chico se estaba convirtiendo en su amigo. Tenía razón, pero ella no lloraba por eso, sino por otra cosa.
-           Es que no entiendes Maxi, no son ellos, es él. – Maxi lo entendió todo.
-           ¿Te gusta, verdad? Lo veo.  No parece mal tipo.
-           Pero está con Julieta, ya lo perdí.- se dio cuenta que estaba afirmando que le gustaba. Y no se lo negaba, estaba sintiendo cosas fuertes por Justin desde que había llegado a ese colegio, quizá fuese verdad que le gustaba. Seguía confundida.
-           No lo creo. El sábado pasado los vi yendo juntos a la plaza y el no se sentía nada cómodo.   Creo que tenía ganas de escapar, y fingía que le gustaba lo que hacían, que no era nada lindo en absoluto, Julieta molestaba a los nenes que estaban en las hamacas para que ellos pudieran subirse.
Lucía se alegró saber eso pero algo no le convencía.
-           ¿Y qué hacías vos ahí? ¿Los estabas espiando? – le pregunto un tanto curiosa.
-           No seas ridícula. Tengo amigos a fuera, y fuimos a dar una vuelta y los vi.
La profesora se había tardado un buen rato en llegar, al parecer, se había retrasado.  Para Lucía no le causo ninguna gracias. Tenía fe que la profesora iba a faltar y que podía seguir hablando con Maximilian. No prestó ni una pisca a la clase, se quedó pensando en lo que le había dicho Maxi, y sintió un poco de esperanza.  Quería poder hablar con Justin de nuevo, pero la última y única vez que lo hicieron fue el primer día de clases. Y aunque el la saludaba con la mano desde lejos, no era suficiente para ella.
Sonó el segundo recreo, casi la mayoría corrían para salir. Lucía no tenía muchas ganas de salir y su nuevo amigo Maxi tampoco. Decidieron quedarse en el aula charlando. Maxi era muy gracioso y hacía cosas con las lapiceras, y también un poco rebelde, fue hasta el banco de Julieta y escribió una grosería. También la imitaba a la perfección y a Lucía le causó mucha risa, tanto que le entraron ganas de ir al baño. Le dijo a Maxi que la esperara.  Todavía riéndose fue al baño. Cuando entro se alivió de que no alla nadie. Maxi era un buen amigo, y cuando estaba con él se olvidaba de Justin. Al salir del baño de mujeres y abrir la puerta, se sobresaltó (como siempre) cuando vio que Justin salía del baño de hombres y se chocaron quedando muy cerca.  Pero ella no lo iba a permitir y se alejó.
-           Luli, lamento mucho el incidente de hoy con Julieta. Yo no quería permitir algo así pero llegué tarde. Quiero que sepas que acabo de tener una pelea con ella recién, no es el tipo de persona que me gusta como amiga.
Lucía estalló, obvio que para adentor suyo. Justin había dicho “amiga” entonces no la quería mas que una amiga.
-           No te lamentes Justin. No es culpa tuya estar prisionero de una bruja como ella.
Justin rió y ella también. No podía creer que estuviese hablando con él con tanta naturalidad.
-           Por suerte me pude librar.
Rieron aún más.
-           ¿Puedo preguntarte algo? Perdona si piensas que soy una entrometida.
Este asintió.
Tenía que decírselo, para sacarse todas las dudas.
-           Bueno, la amiga de Julieta, Sabrina, me dijo que te habías declarado a Julieta ¿Eso es... verdad?- le preguntó curiosa, lista para escuchar cada detalle y guardárselo por el resto de su vida. Se sorprendió al ver que su  pregunta le causaba mucha gracia.
-           ¡Claro que no! No es mi tipo de chica, nunca lo fue. Es linda, es verdad, pero nunca estaría con una persona con pensamientos tan malos y agresivos. El sábado me pidió que la ayudara con los deberes y yo asentí, pero no quería nada de eso.  Ni siquiera la tomo como amiga. A mi me gustan otros tipos de chicas- la miró a los ojos y se le acercó- chicas con personalidad y sentimientos fuertes y buenos. Te vi cómo ayudastes  hoy a ese tal chico...
-           Maximilian – terminó de decir Lucía.
-           Sí, Maximilian. Fue un acto de seguir. Me gustó tu manera de ser con él – cada ves se le acercaba mas.
Justin se le estaba acercando demasiado. Ella lo quería, y quería tenerlo aún más cerca, pero no podía permitirlo, no en ese momento.  A su suerte, tocó el timbre y tenían que ir a clases de nuevo. Se alejó rápidamente de Justin aunque no del todo, sólo lo suficiente para poder andar juntos hasta el aula. 
Llegaron juntos, casi pegados, y algunos sospecharon que estaban tramando algo. Justin no tuvo remedio que sentarse con Julieta aunque él la seguía mirando a ella y ponía los ojos en blanco cuando Julieta hablaba de lo que fue sus vacaciones en Miami.


-  ¿Qué te ah pasado que tardaste tanto? Le preguntó preocupado Maxi - ¿O... acaso tuviste que hacer lo segundo? Si... lo comprendo.
-¡Maximilian! – gritó ofendida Lucía.
-¿QUE?
Lucía le explicó todo lo que había pasado en su viaje al baño de mujeres.
-           Ah... ya entiendo.
No hablaron mucho más porque llegaban justo las profesoras de inglés. Tuvieron que hacer un test para ver cuanto sabían de inglés; Lucía no entendía mucho, salvo algunas cosas, así que cuando lo completó sin más remedios tuvo que entregársela a la profesora.


Mensajes  inquietantes
Capítulo 4.

Los días siguieron pasando y Justin volvía a estar en su mente las veinticuatro horas. A partir de aquel Lunes todo comenzó a cambiar; Justin decidió alejarse por completo de Julieta y le pidió a su tutora Lorena si podía sentarse sólo, y lo hizo.  Justin la saludaba todas las mañanas cuando se veían, y cuando se alejaba le sonreía, pero nada más que eso.
 La amiga de Lucía, Sofía, se había recuperado aquel viernes, día perfecto para salir. Lucía le presentó a Sofía a Maxi y tuvieron química al instante. Decidieron que ese día iban a salir los tres juntos a la salida del colegio.
Lucía pensaba que todo  estaba resultando perfecto desde aquel entonces. Sabía que Justin no le caía bien Julieta y que no era su tipo de chica, sabía que le parecía ella una persona increíble, sabía que cuando la veía a ella le sonreía,  y ahora tenía un nuevo amigo que además era su compañero de clase. Todavía seguía soñando en que tenía posibilidades con Justin, y cada ves le gustaba mas y mas. La cosa iba cada ves mejor.
A la salida del colegio de aquel viernes soleado, los tres tomaron carrera y fueron corriendo, Lucía por una parte, y Sofía con Maxi ayudándolo a empujar por otra.  Cuando llegaron, Lucía se tiró al pasto y Sofía la siguió. Unos minutos después de descansar , las chicas ayudaron a  Maximilian para acostarlo en el pasto y formaron entra los tres un círculo juntando sus cabezas mirando al cielo.


-          Que hermoso día ¿No? – dijo Sofía disfrutando bronceándose e hizo una mueca de placer.
-          Sí, la verdad, fue la mejor primera semana de todas- dijo Lucía recordando todos esos momentos que tuvo con Justin.  Al recordarlo, se le aceleró el corazón.
Sofía y Maxi se miraron y se rieron de lo que dijo ella. A Lucía no le causó ninguna gracia.
-          ¿Se puede saber qué les causa tanta gracia?
Se rieron aún más, pero Maxi al ver como esta se ponía colorada, se apresuró a decir.
-          En realidad, nada. Nos reímos por lo obvia que sos. Esta más que claro que fue tu mejor semana...
-          ... con Justin mirándote y sonriéndote como bobo, y tratando de poder cruzarse con vos las veces posibles... y siendo un chico tan lindo, ¡Claro que va a ser  tu mejor semana! – terminó de decir Sofía.
-          ¿Saben? No me gusta para nada que me hagan bromas- dijo furiosa pero controlada Lucía.
-          ¡No te estamos haciendo ninguna broma! Abrí los ojos, yo sé que en el fondo también lo crees así- dijo Maximilian.
Era verdad. Lucía sabía muy en el fondo que Justin estuvo toda la semana tratando de poder hablar con ella. Sabía que sus amigos tenían razón porque tuvo algunos  encuentros con él que sin duda, eran todos apropósito o quizá accidentales. Como cuando misteriosamente se tropezó con un banco, que antes había jurado no haberlo visto y segudos después cayó al piso con todos sus libros junto con Justin ayundándola a levantarlos; o cuando salían de las aulas, ella siempre era la última en salir, pero Justin se quedaba haciendo no-sé-que-cosa  y aprovechaba para charlar con ella; o simplemente la empujaba “sin querer” y le pedía disculpas y al instante se ponían a hablar.
Lucía no les contesto ni tampoco se volvió a hablar de ese tema. Pasaron una linda tarde charlando, conociéndose un poco más, y jugando a las carreras y a las cosquillas.
Antes de irse a acostar, Lucía prendió su notebook y abrió su correo: nada. Abrió su facebook y encontró una solicitud de amistas de  Julieta. Dudó en si aceptarla o no, pero al fin se decidió y se dijo ¿Por qué no? Al fin y al cabo no tuvieron muchos cruces en la semana y le tenía un poco menos de bronca.  La acepto y vió que estaba conectada aunque no tenía intenciones de hablar con ella.
Dejó abierto el facebook y se fue a darse una ducha. Cuando salió, se lavó los dientes y se cepilló el pelo. Fue a apagar la notebook cuando ve que alguien le había escrito un mensaje privado por facebook; era Julieta.
Asunto:  Tonta ¿Te crees que me lo va a sacar una fea como vos?
Mensaje:  Mira,  sólo te mandé solicitud para decirte que si crees que me vas a sacar a Justin de mi camino, estas MUY EQUIVOCADA. Es ridículo y muy pobre de tu parte pensar que él te va a dar bola¡JÁ! A una sabelotodo, sin popularidad, sin amigos, sin gente que te apoye y siendo la chica más fea del curso (y del colegio y eso que  soy amable), pensas que me lo vas a sacar a mí, a la más hermosa, la más popular y querida del colegio.  Dios, que equivocada que estás nena.  Es obvio que Justin está muerto de amor por mí, y yo de él.  Así que no intentes nada por él. Y si pensastes que el te miraba o mostraba un mínimo interés por vos ¡Qué ciega sos! Es todo un plan que tuvimos mis amigos, él y yo para engañarte y hacerte pasar vergüenza.
No perteneces a nuestro mundo ni al de Justin. Él es mío y de nadie más.
P.D.: Dejá de fantasear y pensá un poco en bajar esos kilos de más, y también pensá seriamente en hacerte una cirujía en la cara.
Chau estúpida.
Lucía quedó perpleja al leer lo que le había puesto Julieta. Enseguida  cerró el facebook y apagó la notebook. Se hechó sobre su cama y empezó a llorar. ¿Qué quería decir con que era todo una broma lo de Justin? ¿Acaso todas esas miradas y esas sonrísas habían sido una burla? No lo podía creer.  Sintió una angustia que había sentido nunca; desesperación, depresión e intranquilidad. Su corazón iba a mil y no paraba de llorar. Las sábanas estaban todas húmedas y le picaban los ojos de tanto llorar. Agarró su mp3 y se tranquilizó al escuchar  “My favorite Girl”  de ese chico cuyas iniciales eran  “JB” y su voz era suave y un poco afeminada, sin embargo a Lucía le agradaba y la hacía sentirse mejor.  Al cambiar la canción quedó en un profundo sueño.
Al día siguiente, se levantó muy malhumorada y así hasta llegar a lunes.  No tenía ganas de levantarse y menos de desayunar y tener que ir al colegio. No podía soportar la idea de ver a todo el grupo de Julieta y menos a Justin,  y escucharlos como se burlan de ella. Por suerte, contaba con su amigo Maxi y eso le animó. Se lavó los dientes, agarró sus cosas y salió camino al colegio en donde le esperaría un día muy agotador.

El misterioso “JB”
Capítulo 5.

Al llegar al colegio se encontró con Sofía y Maxi y les contó en resumen lo que le había pasado la noche anterior, claro que emitiendo los llantos y los ataques de angustia.  Sus amigos opinaron que no creían que fuese así y que todo iba a estar bien, sin embargo ella no podía estar bien y menos en ese momento que  entraba  Justin  por la entrada principal, y Lucía vio, con mucho odio, que atrás lo seguía Julieta.  Al verla, sintió el impulso de ir y agarrarla por los pelos sin importar el quilombo que se arme o que la hechen del William C. Morris, pero se contuvo con la ayuda de sus amigos que la agarraban por el brazo. Julieta la miró con cara de satisfación y de ‘te lo dije’ y abrazó a Justin por los hombros y quedaron perdidos a lo lejos. Miró a sus amigos y vio que tenían la boca abierta pero no dijieron nada, hicieron como que no vieron nada. Tocó el timbre y se despidieron de Sofía.
-          No te preocupes, sabes como es Julieta. Es una mentirosa y una egoísta. Te tiene envidia y por eso te atacó así, vas a ver que no es nada. Aparte sos una chica hermosa por dentro y fuera, no te preocupes por eso- le consoló Maxi cuando estaban a punto de entrar al aula.
Lucía se sonrojó al escuchar eso de su amigo.
Sus palabras la consolaron por un instante. Pero al estar sentada en su banco, se dio cuenta que todo el curso la miraba y murmuraban cosas. Se sintió un poco incómoda y para disimular un poco agarró un libro de historia y empezó a leerlo; y aunque trató de concentrarse en su lectura, no pudo evitar escuchar lo que decían los demás.
-          ¿Viste que esa tal Lucía quiso enamorar a Justin?- dijo una chica, que por lo que recordaba Lucía, se llamaba Gimena.
-          Esa chica rara del fondo quiere conquistar a Justin, ¡Que ilusión! Justin con ella, ¿Qué se le habrá pasado por la cabeza pensar que podría serlo? Es linda... sí, lo admito, pero es MUY EXTRAÑA y se junta con ese chico de sillas de rueda. Nunca va a conseguir conquistarlo- escuchaba que le decía Facundo a otro chico.
-          Está demente. Él es hermoso y ella una pobre chica fea.- escuchó decir a Sabrina a otra chica.
Los comentarios no le agradaron mucho, tampoco le dio importancia y siguió fingiendo que leía. Al escuchar otros comentarios más, entran casi pegados Julieta y Justin. Justin tenía cara de nada y Juliera tenía cara de feliz cumpleaños.  No se habría preocurado que tenía a Maxi al lado; con tanta concentración y atención a escuchar lo que decían no se percató de que lo tenía al lado suyo.
-          Maxi ¿Ves que tengo razón?
-          No sé qué decirte.
-          No digas nada.
El mal humor aumentaba fugasmente, había empezado la clase con Historia y tenía ganas de marcharse. En verdad, no se sentía nada bien.  Quería irse a su casa, en su cama con el aire acondicionado y escuchando a “JB” para alegrarle su día. Tenía un quilombo de sentimientos;  calentura, vergüenza, decepsión, tristeza.  Además, tenía que aguantarse a la de Historia, que hablaba toda la clase, era mucho para ella.
Sonó el timbre y esta vez fue la primera en salir. No le importó las miradas y las risas de los demás, sólo agarró a Maxi y se lo llevó por su ‘mini ascensor’.  Se encontraron con Sofía y fueron a un lugar donde nadie los viera y Lucía no aguantó y se largó a llorar. Lloró, lloró y lloró hasta cuando terminó el recreo siguió llorando. Fue al aula y se sentó sin escuchar a nadie y seguió llorando.  Llegó la profesora de  matemática y se percartó del estado de Lucía a la que le preguntó:
-          ¿Te sientes bien, cariño?
Lucía secándose las lágrimas y muerta de vergüenza ya que todos la miraban hasta Justin dijo:
-          Sí, profesora. No es nada, sólo me duele un poco la cabeza y me metí sin querer un lápiz en el ojo- mintió. Hubo un murmullo de risitas.
-          Entonces, ten cuidado más adelante y fíjese cómo usar sus materiales- le dijo fríamente.
No le agradó ese comentario y se aguantó las lágrimas las dos horas de matemática.
-          ¡Ya para Lu, no te puedo ver más así! – le dijo su amiga Sofía  en el segundo recreo.- Dejá de sufrir por un pelotudo. 
-          Me siento mal Sofi, no puedo más. Me quiero ir a mi casa, pero ya le dije a la preseptora pero no me deja- puso cara de enojo.
-          No importa, tenes que soportar este día. Animate, quedan dos horas nada más. – le dijo Maxi.
-          Si supongo que si... – Lucía se quedó pensando en esas dos torturadoras horas.
Al terminar el recreo, fueron los tres a sus respectivas aulas. Al llegar se acordó que tenían inglés y eso la ponía un poco emocionada.
La semana  anterior, todos los alumnos de primero tuvieron que hacer un test para calcular cuánto sabían de inglés y así dividirlos en nivel alto y nivel bajo. A Lucía, para sorpresa de ella, le había tocado en nivel alto. Sintió una alegría inmensa cuando vio que a Julieta y su grupito lo mandaban al nivel bajo; pero se bajoneó al saber que su único amigo del curso había quedado también en el nivel bajo.  Todos los del nivel bajo tenían que ir a otra sala y los del nivel alto se quedaban en la misma.  Sólo muy pocos quedaron en el aula. Lucía ni quiso saber quien quedaba y se internó en su libro de inglés para hacer las actividades que le había ordenado la profesora. Cuando estaba por escribir alguien se sento rápidamente en el asiento de al lado de ella y esta se sobresaltó. Al ver quien era, se sorprendió pero a la ves le dió odio verlo tan cerca de ella.
-          ¿Qué queres?- le dijo Lucía a Justin fríamente.
-          Hey, ¿Qué pasa?  No entiendo por qué me tratás así- le dijo Justin un poco ofendido.
-          ¿Que por qué te trato así? Já- ella se ofendió aún más.-  ¿Querés aún burlarte más de mí?- le preguntó enojada pero en silencio para que no los oyera la profesora.
-          ¿Burlarme de ti? ¿De qué estas hablando?
-          No te hagas el tonto ¿Si? – cada vez aumentaba más la voz, sentía que iba a explotar.
-          No me hago el tonto, Luli. No te entiendo.
-          ¿Qué no entendés? ¿Que me hallas hablado la semana pasada, que me dediques sonrisas tuyas, que te hagas el lindo conmigo, que me hagas ilusionar cosas estúpidas PARA QUE DESPUÉS ME DIGA JULIETA QUE ME ESTABAS TOMANDO EL PELO? – era la primera ves que no se contuvo y le saltó un grito. Justin la miró aterrorizado pero mantuvo su postura.
-          Julieta ¿Eh? ¿Todo eso te dijo Julieta? – ella asintió – No lo puedo creer... no puedo creer que le hayas creído cuando te dije que ya no tenía más amistad con ella. Y diciéndome esto se está formando dentro de mí un intenso odio hacia ella.
-          ¿Me... me estás diciendo que todo lo que me dijo era mentira? ¿Y que hay con lo de hoy? Los abrazos que te daba y lo muy juntos que estaban.
-          Traté de librerarme de ella. No soy tan malo para empujarla al frente de todos. Pero te aseguro que si hubiese sabido esto, lo hubiese hecho sin ningún rencor. – le dijo un Justin que estaba muy enojado.
-          Lucía y Justin,  es una advertencia, dejen de hablar.- les dijo la profesora de Inglés.
Esperaron a que la profesora siga con lo suyo y sigueron hablando.
-          Me siento muy avergonzada Justin, te pido perdón- se lamentó Lucía.
-          Bueno, solo acepto la mitad de tus disculpas... la otra mitad te lo tenes que ganar. – le dijo con un toque de picarudo.
-          Claaaaro ¿y se puede saber cómo?
-          Quiero un beso... en la mejilla.- se apresuró a decir al ver cómo reaccionaba esta.
¿Un beso? Quería un beso y no sabía que decirle.  Se puso muy colorada, todo estaba pasando muy de golpe.  Hacía un rato, lo odiaba por haberle hecho eso a ella, y en ese momento se enteró de que era mentira y volvió el amor hacia él. En realidad, nunca se había ido pero esa ves se había intencificando y ¡QUERIA UN BESO!
-          ¿Q... que...qué? – tartamudeó Lucía nerviosa.
-          Lo que escuchaste – sonó el timbre. – Vámonos.
La agarró de la mano y se la llevó arrastrando olvidándose de todas las personas que los miraban.  Lucía estaba en shock. Lo seguía sin decir nada y cada ves se ponía más colorada. Salieron del colegio y fueron a un callejón sin salida. Se quedaron callados por un momento hasta que Justin rompió el silencio.
-          Luli, desde que te vi... puedo decir que sentí amor a primera vista. Un amor que me mata día y noche, que ocupa todo mi cuerpo en cada momento. En el cual, cuando te veo llorando se me parte el corazón y cuando te veo con ese Maxi... no puedo contener mis celos. – le decía Justin a Lucía acercándose a ella.
Lucía no decía nada, pero al ver que este se acercaba, no sabe cómo ni por qué pero dio tres pasos para atras. Justin se le acercaba más y ella se alejaba, y se alejaba, y se alejaba hasta que no tuvo más escapatoria y quedó encerrada entre la pared y Justin.  No sabía si estaba preparada, más bien, estaba nerviosa. Nunca había sentido algo así, nunca había pasado por esa situación... nunca había besado a alguien.
-          Lu, comprendí que desde el primer día que te vi, supe que eras mi chica. Mi chica de mis sueños, mi chica en la que ocupa todos mis sueños, mi chica linda...  you are my favorite girl.

En ese instante estaban pegados nariz con nariz. A un milimentro de sus bocas. Los dos sentían el fuego que les corría por sus cuerpos, el deseo de que sus bocas se junten y se sellen para siempre.  Y pasó. Los dos miraron los labios de ambos y se unieron de la desesperación. Fue un beso romántico, deseoso. Él la agarró de la cintura y ella del cuello. Quedaron así por media hora y ninguno de los dos pretendían parar. Lo quería; todas las cosas que le habían dicho, que las había puesto tan mal, ahora, estaba con Justin, lo estaba besándo, y el la lo quería, y no como una amistad, sino por algo mucho más que una amistad.  Era amor por primera vista, no cabía duda.
Entre medio de esos besos, Justin,  un poco agitado...
-          You’re my precious little lady, the one that. Makes me crazy, Of all the girls I’ve ever Known , It’s you, it’s you. – Justin empezó a cantarle una canción a Lucía.
Lucía lo comprendió todo al instante. “JB” era él, era Justin Bieber. Se sintió una tonta por no haberse dado cuenta antes.  Se sintió más alocada que nunca. Justin siendo al chico que quería, que le gustaba, era también el chico que le alegraba sus días malos con su música, sin saber quien era. Lucía no se quedó atrás al que le contestó cantando.
-          My favorite, my favorite, my favorite... my  favorite boy, my favorite boy – se ruborizó.
Justin quedó perplejo y la miró fijamente a los ojos aunque estaban a centímentros de sus bocas.
-          ¿Qué? ¿Tan mal canto? – se apenó .
-          ¿De donde conoces esa canción? – le preguntó Justin asombrado.
-          Del MySpace.  De una persona cuyas iniciales son “JB” ¿Te suena? – le preguntó aunque sabía la respuesta.
-          Ah... bueno, ya te habrás dado cuenta que soy yo  - se ruborizó este.
Ella le contesto con un cálido beso largo.
-          No lo puedo creer. No puedo creer que mi hermosa chica me esté diciendo que escucha mis canciónes... ¿Te gustan? – preguntó Justin con un tono nervioso y de vergüenza.
-          ¡Claro que sí! Esto es más emocionante que antes. Un sueño hecho realidad, ¡Estar con mi propio ídolo! Debo confesarte que te escucho todos los días y que amo tu música. ¡Tienes que seguir componiendo porque sos grandioso! – y le dio otro beso.
-          Me hiciste el hombre más feliz de mi vida. Tenerte a vos,  y que escuches mí música, es tan alagador. Siento que este es el comienzo de mi nueva vida feliz, y al que me hace mi vida más feliz si estoy junto a vos. 
La besó y ella la siguió emocionada con las lágrimas que se le caían.  Quedaron así por mucho más tiempo. Para ella tambien cambiaba todo, era su comienzo con el hombre al que quería... y al que espera estar con él mucho tiempo.


                                     Humillada
Capítulo 6.

Lucía abrió los ojos y tardó un instante en comprenderlo todo. Había sido un sueño, se dijo.  Un sueño perfecto, casi real. Para ella, era imposible su sueño en la realidad.  ¿Justin besándola y diciendo que era SU chica? Imposible.  Recordaba ese sueño tan detallado, como lo había tocado y besado con tanta pasión, en más, sentía el gusto a labios en su boca, esa sensación de haber estado con alguien. Pero no, ella mantenía que era sólo un sueño irreal.  Nunca será realidad porque fue perfecto, y lo perfecto no existe.
Ya no quería pensar más en él. Porque le estaba devorando la cabeza y su vida.  Tomó fuerzas y trató de levantarse lo más animada posible.  Hizo la misma rutina de todas las mañanas, y salió a la parada. Su mente quedó en un desierto hasta llegar al colegio.
No podía pensar en nada, hasta tenía cara de nada. Parecía una adolecente sin vida, sin alma ni cuerpo. Casi arrastraba sus pies  y llevaba la mochila de un hombro. Sus amigos percataron su presencia y fueron directo a ella.
-          Hey, ¿Qué pasó ayer que te fuiste tan rápido?- le preguntó Sofía.
-          No me acuerdo nada. Sólo recuerdo haber  llegado a casa muerta y alegre, y levantado hoy  a la mañana sin ánimos de nada.
-          ¿Qué...?- le iba a preguntar Maxi, pero Lucía lo interrumpió.
-          Nada. No pasó nada, estoy bien.
Pero antes de que sus amigos le dijeran algo, interrumpió su conversación Julieta y sus mulas, digo,  sus amigas.
-          ¿Qué te pasa que tenes esa cara? ¿Todavía no podes superar lo de Justin?- le preguntó Julieta con una voz de lástima falsa.
-          Métete en tus asuntos- contestaron sus dos amigos .
-          Cierren el pico ustedes. – los fulminó con la mirada Julieta y prosiguió.- Nena, tus penas no valen. Gastas lágrimas al pedo ¿No entendes? OLVÍDATE DE UNA VEZ POR TODAS DE JUSTIN BIEBER, de cualquier chico, con esa cara que tenés ¡Nadie te va a querer! Já- Julieta rió y sus amigas la siguieron.
Lucía estuvo a punto de mandarla a su lugar. Ya no la aguantaba más, dio un paso hacia ella pero se quedó quieta al ver a un chico detrás de Julieta. Era Justin.  Este le tocó el hombro a Julieta y ella se dio vuelta. Al verlo quedó paralizada por un instante, pero luego retomó su postura y soltó un grito de alegría al verlo, mirándola de reojos a Lucía con satisfacción.

-          -¡Justin qué alegría verte!, justo estaba hablando con Lucía sobre vos. – le dijo Julieta alzándose a sus brazos. Pero este la detuvo y la empujó de tal manera que casi  cae al piso.
-          -¿A si? No creo que hablasen de nada bueno ¿No?- enarcó una ceja con mirada desafiane.
-          -Sólo estábamos hablando  de cosas propias. De lo que es mío y lo que es de ella. Pero ¿Sabes?- se dirigió a Lucía- Estoy cansada de estas cosas, es hora que le digas la verdad Lucia. No puedes ocultarlo más, ya todo el mundo lo sabe.
-          -¿Saber qué?- inquirió Justin.
-          -Que está perdidamente enamorada de vos. – gritó y todo el colegio se dio vuelta hacia ellos, acercándose para ver lo que pasaba- Já, probre ilusa- susurró Julieta.
Lucía quedó atónita de lo que dijo Julieta, no pudo evitar ruborizarse. Bajó la mirada, no podía ver  a nadie y menos a Justin.  Ni Justin, ni Julieta dijeron nada mientras todo el mundo atrás murmuraban cosas. Alzó un poco la vista para verlo a Justin,  preparada para ver la cara de pánico y horror, pero él sólo sonreía.
-         - Bueno Julieta, lamento mucho a ver arruinado tu humillación hacia Luli- Julieta lo miró con los ojos muy abiertos- Si... ¿Crees que no sé la clase de persona que sos? ¿Crees que me agradas? Pues no. Desde que te conocí supe que no tenía que juntarme contigo.  Y acá, la pobre ilusa sos vos. Porque yo nunca estaría contigo...- hizo una pausa fulminándola con la mirada a Julieta.
Se dio vuelta y la miró a Lucía, y se encontraron sus miradas.  Este la sonrió y fue hacia donde estaba ella. La agarró de la cintura y la alzó delicadamente, dándole un fuerte beso en los labios. Lucía estaba feliz y sorprendida.  Había pasado todo muy deprisa.  Justin la bajó y se miraron por un largo rato, como si con sólo sus miradas podrían comunicarse eternamente.  Julieta y los demás los miraban, y luego todas las miradas de situaron en Julieta. Ella se quedó paralizada y espantada de lo que veía. No podía decir nada. Los miraba a todos y sus miradas no eran de compasión, sino de lástima y repugnancia.  Se largó a llorar y salió corriendo al baño; detrás de ella la siguieron sus amigas, confundidas.
Tocó el timbre, era hora de ir a sus respectivas salas. Los demás se fueron yendo de a poco a sus aulas, Maxi y Sofía también se fueron juntos, y quedaron solo Justin y Lucía en el patio.  Todavía mirándose.  Hasta que Lucía rompió el silencio.
-        -  Entonces...  lo de ayer no fue un sueño ¿No?- preguntó Lucía, esperanzada.
Justin rió.
-          -¡Por supuesto que no! ¿Qué te hizo pensar eso?
-          Era demasiado perfecto para ser real.
-          -No debes decir eso. ¿Qué me queda de mí? Saber que tengo a mi chica perfecta.
-          -Lo perfecto no existe.
-          Para mí tampoco. Pero tengo que hacer una excepción.  Nunca pensé que lo encontraría.  En realidad, nunca no lo encontré, ella me encontró a mi.
Y le dio un intenso beso. No se dijeron nada más hasta llegar al aula. Se despidieron  y cada uno fue a sus respectivos bancos.  Julieta no había llegado todavía; probablemente no llegue nunca, o se cambie de colegio, pensó Lucía, y ese pensamiento la llenó de satisfacción. Al llegar a su banco, se encontró con Maxi.  Su cara era un tanto de preocupación, se lo veía confundido.
-          -Max,  ¿Pasa algo? – le preguntó Lucía preocupada.
-          -No, nada... – dijo casi susurrando.  Pero había algo que estaba ocultando.
-          -Maxi, te conozco. Podes decirme, sé que te pasa algo.
Este suspiró tratando de soltar las palabras que no le salían de su boca. Hasta que por fin logró decir:
-          -Me gustas, Lucía.