miércoles, 30 de noviembre de 2011


Y es aquí donde comienzo. Este es mi primer fic dedicado a mi mejor amiga que tanto de gusta Justin Bieber. A mi sinceramente no me gusta, pero sólo lo hice por ella. Espero que les guste, esta casi terminado, me faltan sólo dos capítulos, en fin, acá les traigo todos los que hice.   

Una persona inesperada
Capítulo 1.

¿Cómo te sentirías si tus sueños  estuviesen a punto de hacerse realidad? Eso que tanto deseas mañanas, tardes y noches, y hasta aparecen en tus sueños más profundos;  es lo único que tiene ocupada tu mente todas las horas del día y que se hagan realidad, eso, es algo que todos deseamos aunque sean tan sólo sueños imposibles. Eso mismo le pasaba a Lucia todos los días. Ella deseaba encontrar el amor de su vida algún día, además que tenía a unos cuantos cantantes y actores en su mente,  estaba enamorada del amor, aunque por desgracia todavía no lo había encontrado.
Lucía se levantó aquella mañana de lunes muy tranquila aunque a la vez nerviosa porque era su primer día de clases en la secundaria . Preparó la mochila, fue a lavarse al baño y salió de su casa caminando hacia la parada del colectivo con los auriculares puesto escuchando la canción de un chico cuyo nombre Lucía no sabía porque no era conocido, y sólo tenía las iniciales de “JB”  y el nombre de la canción “Where are you now”.  Subió al colectivo pensando cómo sería ese día,  en cómo iba a soportar separarse de sus amigas cuando indiquen las autoridades el nombre de cada una en sus cursos nuevos, pensaba en los chicos nuevos, si iban a ser lindos o feos, tenía terror a que no le toque con ninguna de sus amigas, que le toque sola y que no pueda socializarse con sus nuevos compañeros ya que era super  tímida. Sin darse cuenta  estaba llegando  y dio un brinco del asiento y empujo a las personas que estaban paradas para tocar el timbre; estuvo cerca de pasarse, y no abría sido un lindo comienzo  de clase ya que hubiese llegado tarde. 
Apenas llegó al colegio se encontró con su mejor amiga Sofía y fueron juntas hasta el salón donde les iban a indicar a que curso iban a ir. Lucía notó que los estudiantes estaban en grupitos pequeños murmurando algo pero no alcanzó a escuchar lo que decían.  El director de estudios llegó al salón y les dio una cálida bienvenida, mientras daba su discurso, Sofía le susurró:
-           Hey ¿Escuchastes los rumores que andan diciendo por el colegio?
-           ¿Qué? Ah…  si vi que algunos grupitos hablaban entre sí de algo pero no alcancé a escucharlos.
-           Bueno, te cuento: Dicen los rumores que esta escuela y Harrodian School de Estados Unidos harán este año  intercambio extranjero y hoy se va a presentar el extranjero, supuestamente a esta hora para que le digan a que curso pertenece.
Pero ese misterioso chico no apareció en la Bienvenida ni tampoco lo nombraron cuando acabó el vice-director  de nombrarlos a cada curso, y que por lo visto, era sólo un simple rumor lo del intercambio extranjero. Por desgracia, a Lucía le toco en 1ero. E y a su mejor amiga en 1ero A. Sus  peores temores se hicieron realidad y cuando llegó al aula, todos habían elegido compañero de banco y se habían sentado. Lucía no conocía a ninguno, eran todos nuevos a excepción de Tomás que iban juntos en primaria pero nunca se llevaron bien, y Julieta,  una chica insoportable que tenía el ego en la cima , siempre quería llamar la atención y era amiga de todo el colegio, se los conocía a todos y todos la conocían a ella por ser, según ellos, una “crack” (Así llaman a la gente con onda) y hermosa persona, aunque Lucía no pensaba así en absoluto y menos cuando la tenía que ver horas extra al día cuando iba a ingles.  Por suerte voy a poder sentarme sola y no tendré que presentarme a los demás, metería la pata- pensó Lucía. No tenía muchas ganas de hacer sociales; en lo único que pensaba era contar las horas de la mañana para poder irse a su casa y largarse a llorar pero interrumpió sus pensamientos la profesora  que entraba y se presentaba. 
-           Buen día alumnos, mi nombre es Lorena Martines y seré su tutora todo el año. – se presentó la mujer de cabello castaño enrulado y desaliñado, sin embargo, llevaba una hermosa camisa que a Lucía le agradó mucho, tenía cara de paz y su voz era suave y aguda – Bienvenidos al colegio secundario William C. Morris. Este año va a ser muy importante y encontrarán muchos  cambio a diferencia de la primaria. Van a conocer a gente nueva y van a tener el doble de trabajo; consejo mío, póngansen las pilas y no dejen pasar nada.  También quiero presentarles a una persona muy especial para el colegio ya que es la primera vez que ocurre este acontecimiento en el colegio William C. Morris, y como verán, nuestra estudiante María Rosberta de quinto año tuvo el honor de acceder al intercambio intercolegial por su excelentes notas en el área de Ingles, y en estos momentos debe estar llegando a Estados Unidos...-  A Lucía se le paro el corazón,  era verdad lo del intercambio intercolegial, ya una de acá estaba llegando a Estados Unidos, eso quiere decir, por lógica, que el alumno de Estados Unidos  está acá e iba a cursar con ella.-  Quiero presentarles al estudiante de intercambio, Justin Bieber, espero que lo traten como se lo merece.
Entró un chico de casi la misma estatura que Lucía, le ganaba por muy poco él; cabello castaño claro un poco desprolijo, labios carnosos y nariz perfecta; llevaba una mochila negra con el logo de una banda que Lucía no conocía colgada de un hombro; tenía puesto un buzo color violeta con unos jeans de segunda marca y ¿Que era eso? – se preguntó Lucía mirando a su pecho- tenía un collar raro, un diamante esmeralda rodeada de, por lo que parecía, unas ramas. Lucía lo contempló por un momento y luego levantó la cabeza para verlo una vez más a la cara y se arrepintió de hacerlo. Él la estuvo mirando como ella miraba su collar y se lo guardo cuando esta lo miró. Lucía bajó la cabeza ruborizada. Se preguntó  porqué llevaba ese collar y porqué se lo guardo cuando ella lo miró. Se puso a pensar en el, y mirándolo de arriba a bajo, le pareció un chico muy lindo. Notó que no era la única que pensaba así porque la mayoría de las chicas lo miraban con cara de tontas enamoradas  y Julieta no era la excepción, esa chica sí que lo miraba como si fuera comida.
La profesora interrumpió los pensamientos de todas las chicas y dijo:
-           No lo traten como alguien de otro planeta,  sabe perfectamente hablar español . – Les dijo a los alumnos con tono amable. Miró a hacia donde estaba Justin- Justin, puedes sentarte.
Lucía se dio cuenta de que el único lugar que quedaba vacío era el de al lado de ella, de repente sintió acelerarse los latidos del corazón y empezaba a temblar cuando se escucho un ¡PAF! Y la compañera que estaba al lado de Julieta calló al piso y que, al parecer, la profesora no se había dado cuenta que Julieta la había empujado ya que leía entretenidamente el listado de alumnos. La chica se puso de pie y empezó a caminar hacia la dirección donde estaba Lucía. Esa maldita perra – pensó Lucía cuando veía que Justin se acercaba en el lugar donde estaba sentada antes la otra chica. A Lucía le agarró una punzada en el pecho al ver como establecieron charla al toque. Dejó de mirarlos porque le agarraba odio y repugnancia y trató de prestar antención a la clase. Pero por más que quería prestar atención, Lucía los miraba de ves en cuando y veía como Julieta le sonreía a Justin y él a ella. Se sintió horrible pero no sabía porqué. Basta Lucía, no pienses en él, no te va a dar bola, es obvio que le va a dar bola a la chica más bonita del aula- pensó Lucía y se le formó un nudo en la garganta que pudo lograr controlarlo.
    Pasó el día que se hacía eterno, tuvo otras siete horas más de torturación viéndolos y ella dijo que era el fin, que no podía pensar en ese chico porque era irreal para ella, se lo tenía que sacar de la cabeza lo antes posible. Cuando al fin tocó el último timbre del día que indicaba la hora de irse, Lucía sintió un alivio inmenso como si le hubiesen sacado un peso de en cima. Agarró sus cosas lo más rápido que puso y quizo ser la primera en salir, pero los demás le habían ganado y terminó siendo una de las últimas. Cuando salió por fin, miró de reojo hacia atrás y vio que estaban Justin y Julieta hablando alegremente y empezó a correr, no podía aguantar una escena más así. Cuando llegó al pasillo principal del colegio se encontró con Sofía y caminaron hasta la puerta de salida mientras Lucía le iba contando todo lo que pasó ese día. Se pegó un susto y saltó al ver que alguien le agarró del hombro. Ella se dio vuelta dispuesta a insultar al que la había asustado de aquella forma... pero no pudo porque se quedó muda al ver quien era.













Confundida/Hora de olvidar.
Capítulo 2


-           Emm... s-se te calló esto – dijo nervioso Justin dándole a Lucía una pulsera  – lo encontré tirado en la puerta del aula.
-           Ah.. ¡AH! Si muchas gracias... – Lucía se quedó por el shock, pero Justin le respondió.
-           Justin, mi nombre es Justin, capaz lo sepas porque hoy la profesora... bueno... me presentó- Lucía ya sabía el nombre perfectamente pero vio que este se ruborizó. Tenía un acento muy particular.- Bueno, de todos modos, de nada... – creo que esperaba una respuesta.
-           ¡Ah, si! Lucía, me llamo Lucía. Estem... Muchas gracias Justin, es muy valioso para mí esta pulsera, sino fuese por ti, mañana estaría loquísima buscándola desesperadamente, te lo agradezco. – Y le sonrió, y acto seguido bajo la cabeza porque sentía los cachetes como tomates.
-           No hay por que Lucía...- silencio incómodo- nos vemos mañana Luli- este le sonrió.
-           Nos vemos... – pero no pudo terminar  de decirle su nombre, estaba muy emocionada.
Creo que, sin duda, fue el mejor día de Lucía. A pesar de la separación de sus amigas y de la estúpida de Julieta que quería conseguir llamar la atención de Justin, se olvidó por completo de lo horrible que fue su día cuando escucho de la boca de Justin pronunciar “Nos vemos mañana Luli”. Ninguno de sus compañeros nuevos les habían dicho ni siquiera hola, y debo admitir que Lucía no esperaba de parte de Justin que le dirigiera la palabra en su vida. Pero se equivocó y por eso, la dejo muy atolondrada.
-           ¡¿Qué fue eso?!- preguntó Sofía con desesperación.
-           ¿Eh?-  todavía seguía en sus pensamiento cuando esta le preguntó- Nada...
-           ¿NADA?- Gritó su amiga – Ese chico... como te miró... ¿Quién es?
-            El estudiante extrangero... sí, era cierto- le dijo cuando vio que ponía los ojos como plato- se llama Justin Bieber.
-           Apa, que suerte la tuya, es un papote. – le guiñó un ojo.
Lucía se preguntaba que pensaba su amiga, no quería que malinterpretara las cosas   así que se apresuró a decir:
-           Sí, es un chico muy lindo pero ya tiene a una chica, Julieta, hoy estuvieron toda la mañana juntos, charlando... muy cerca – se entristeció al escuchar lo que salía de su boca. - ¿Qué?
Su amiga la miró con cara de pocos amigos. No entendía nada.
-           ¿No te diste cuenta?
-           ¿De que cosa?
-           De como te miraba.- lo dijo como si fuese la cosa más obvia del mundo.- De como se puso cuando te vio; no paraba de tartamudear. Y su mirada era inquietante, parecía nervioso.  Estoy segura de que Julieta no es la única en su mira.
-           Estás demente. Mira lo que decís, ¡JA! Como si insinuaras que se fija en mí.
-           Y no te equivocas amiga, creo que es la verdad.

Las palabras de su amiga flotaron por su cabeza todo el día, y más aún cuando  iba a acostarse. ¿En verdad pensaba Sofía que Justin se fijaba en ella? ¿Creía que tenía oportunidad con él y podría hacerle competencia a Julieta? No lo creía. Además, no entendía porqué pensaba en eso. Ni siquiera le gustaba, era el primer día de clases y solo habló con él cinco minutos. Eso si, no podía negar que era super bonito; con su pelo cada vez que lo movía al compás de su cabeza, y su sonrisa perfecta; su buzo violeta de hilo que lo hacía de algún modo delicado.Pero  no, definitivamente no le gustaba, sólo le parecía lindo, que son dos cosas distintas. Pensando en su próximo día calló en un profundo sueño.
Entraba al colegio, iba directamente a su aula sin saludar a nadie, ni siquiera a su mejor amiga. Entró al aula y fue enseguida a su banco. Ni siquiera fue al “saludo a la bandera”, se sentía extraña, rebelde. Esperando a que entraran todos sus compañeros, empezó a dibujar  en su banco “JB” , eran sólo garabatos pero en todas escribía “JB, JB, JB, JB”. Se preguntaba porqué escribía eso, no lo entendía, ¿Qué significaba ‘JB’?. Escuchaba pasos; pensó que llegaban los demás pero se equivocó.
-           Señorita, ¿Qué hace usted aquí? No puede estar a esta hora en el aula, tendría que estar abajo  con los demás alumnos. ¡A DIRECCIÓN!
Despertó de golpe. Se alivió al ver que estaba acostada y en su habitación. Soñar que venía el director a regañarla el segundo día de escuela no era nada agradable. Pero eso lo dejó olvidado, lo que le parecía raro a Lucía era porqué aparecían en sus sueños “JB”.  Intuía que ya lo había escuchado en alguna parte; la pregunta era donde.  No se percató de que  eran las siete y diez de la mañana, al verlo, salió corriendo al baño; se vistió, se arregló un poco el cabello y salió corriendo de su casa.
Al llegar al colegio, sintió alivio de que no llegara tarde. Tendría que ponerse el despertador más temprano, aunque nunca lo escuchaba ni tampoco se acostumbraba ya que antes la despertaba la madre, pero como ahora la madre trabaja a la madrugada era imposible. Se encontró con Sofía  e izaron la bandera. Lucía miró  fugazmente hacia alrededor. Aunque no lo quería admitir, estaba buscando a él. Se decepcionó al no encontrarlo, ¿Le habría pasado algo? Se despreocupó al verlo en la fila de hombres.  Se sintió una tonta al pensar en él, tenía que parar de pensar en él, sino iba a adueñarse de sus pensamientos. Al finalizar el izamiento de bandera, que le resultó muy aburrido a Lucía, se le acercó Sofía.
-           Suerte... con él – le susurró Sofía.
No le contestó. No quería mal gastar palabras diciéndole que cambie de opinión porque sabía que nunca lo haría. Por un minuto se había olvidado de él hasta que su amiga se lo hiso recordar.  Al entrar al aula, todos se sentaron como el anterior día; lamentó mucho cuando vio que Justin se volvía a sentarse con Julieta. Ella, nuevamente, se sentó al lado de la amiga de Julieta cuyo nombre no sabía. Aún de mal humor se atrevió a preguntarle el nombre.
-           Eh... Hola – notó que la chica la miraba con cara de extraña- Soy Lucía, ¿Cómo te llamas?
-           Sabrina – dijo secamente- Mira, no me agradas, y menos me agrada sentarme con vos, así que te pido que imagines que soy una planta, digo, una pared- se apresuró a decir.
Lucía estaba asombrada. Tampoco le agradaba ella, ya que era amiga de Julieta y al parecer, igual que Julieta.
-           Entonces... sino te agrado quisiera saber ¿Por qué te sientas conmigo?- preguntó .
-           Te dije que soy una pared – al ver que todavía Lucía la seguía mirando dijo- esta bien, te lo digo para que no me molestes más.
Ves a esa chica de allá- señaló a Julieta- bueno si no lo notaste aún, está sentado con el chico nuevo.- señaló a Justin- Ella me pidió que le deje a Justin el lugar mío, y yo como buena amiga se lo concedí. Por desgracia, el único lugar que quedaba vacío era junto al tuyo, así que, de mala gana, tuve que venir acá a sentarme con vos.  Y de paso, ya que va a ser la primera y última ves que hablemos, si estás planeando conquistar a Justin, te digo de buena onda  que te olvídes de él. Está loco de amor por Julieta, me lo dijo ella misma. Dice que la invitó a salir el sabado a la noche, ¡Seguro que se le va a declarar! Que suerte la suya... – se quedó pensando un largo rato y no volvió a hablar con Lucía.
Ya no sabía que pensar. Por un lado no le creía del todo– y tampoco quería hacerlo. Le había mentido  diciéndole “Y como buena amiga se lo consedí” cuando había visto perfectamente que la había empujado. Pero, podría ser verdad que Justin la hubiese invitado el sábado; por lo visto se llevaban muy bien, y eso le apenaba.
Pasaron los días y Lucía se prometió olvidarlo para siempre. No lo llevaba tan mal, ya casi ni lo registraba, ni tampoco le daba importancia que este con Julieta. Un lunes a la mañana, Lucía estaba sola en el recreo; su amiga se había enfermado así que no tenía a nadie mas que la soledad.  Se llevó un libro y empezó a leer; no le importaba lo que le digan los demás sino lo que a ella le gustaba. Cuando sonó el timbre se levantó pero todavía tenía la vista fija al libro hasta que pasó algo.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAY! – gritó de dolor.
Alguien la había pisado.

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